El cierre de la primera temporada de It: Welcome to Derry no busca ser elegante ni minimalista. Es un final excesivo, cargado, lisérgico, que condensa en un solo episodio todo lo que la serie venía acumulando desde el inicio: el trauma colectivo de Derry, la herencia del miedo, la violencia institucional, la amistad como último refugio y, por supuesto, la figura de Pennywise como síntesis de algo más antiguo y más grande que un simple monstruo. El episodio final de Welcome to Derry –titulado Fuego de Invierno– funciona como culminación del ciclo de 1962 y como bisagra narrativa hacia lo que vendrá en 1935 y la temporada 2.
Pennywise ya no está al acecho: despierta, toma el control del pueblo y convierte a Derry en un territorio suspendido entre la niebla, el hielo y el pánico. La amenaza deja de ser subterránea para volverse pública, visible, casi obscena. El monstruo no se esconde: dirige una masacre simbólica en la escuela secundaria, paraliza a los chicos con los deadlights y los arrastra como una procesión hipnótica hacia su circo. El mal, por primera vez, actúa a cielo abierto.

El final de la temporada 1 de It: Welcome to Derry, explicado
La daga y la liberación de Pennywise
La clave del episodio final de It: Welcome to Derry está en la ruptura del círculo de trece pilares que mantenía a Pennywise confinado en Derry. El ejército, encabezado por el general Shaw, decide intervenir y destruir uno de los pilares que forman la jaula del ente. La idea es liberar a la criatura para estudiarla, controlarla o convertir el miedo en un arma. El resultado es inmediato y devastador. Al romperse el equilibrio, Pennywise puede desplazarse hacia el límite del pueblo y, si lo cruza, quedaría libre.
La única alternativa posible es improvisar una reparación. El fragmento –el “daga”– que proviene del meteorito con el que Pennywise llegó a la Tierra debe ser enterrado en un punto específico, junto al árbol del banco sur del río, para restaurar la jaula. El problema es que el objeto no es pasivo: resiste, corrompe, altera la voluntad de quien lo transporta. Genera paranoia, discusiones, desconfianza. El mal no solo ataca desde afuera; se filtra entre las personas. Cuanto más lejos está del lugar donde cayó en Neibolt Street, más fuerte es su influencia.

Margaret Tozier y el tiempo continuo de Pennywise
El tramo central del final de Welcome to Derry pertenece a Marge, Lilly y Ronnie, que se internan en el río congelado mientras alrededor flotan los chicos de la escuela capturados por Pennywise. La imagen es clara y brutal: la infancia suspendida, literalmente, en manos del horror. Cuando Pennywise aparece, lo hace con una revelación que reordena toda la temporada: Marge es Margaret Tozier. Todavía no lo sabe, pero será la madre de Richie, uno de los futuros integrantes del Club de los Perdedores de las películas de It.
La frase con la que Pennywise la enfrenta –“el fruto de tus entrañas y sus amigos me traen mi muerte… ¿o mi nacimiento?”– introduce una idea inquietante: It percibe el tiempo de manera no lineal. El pasado, el presente y el futuro son lo mismo. Pennywise sabe cómo y por quién será derrotado, y entiende el tiempo como una superficie continua. El intento de matar a Marge es una forma de borrar una derrota futura.
El enfrentamiento no se resuelve por fuerza física. Se resuelve por interferencia. Dick Hallorann, usando su don, logra penetrar la mente de Pennywise y atraparlo momentáneamente en una pesadilla: lo obliga a despertar como Bob Gray –el padre de Ingrid Kersh, el payaso de feria que asesinó en 1908 y que se convirtió en su identidad–, despojado de poder, tratado como humano. Es una humillación breve, pero suficiente para ganar tiempo.

El cierre del ciclo de 1962
Mientras Dick Hallorann sostiene al monstruo desde adentro, el conflicto se traslada al terreno. Taniel muere por un disparo del ejército; Leroy resulta herido, pero consigue entregar la daga a Will, su hijo, para que continúe. El gesto no es heroico en el sentido clásico: es desesperado y humano. La serie insiste en eso hasta el final.
Cuando Pennywise logra liberarse del control mental y vuelve a atacar la escena escala hacia lo monstruoso. Se transforma en una criatura alada, una figura que remite directamente al imaginario de la novela de Stephen King. Parece el punto de no retorno. Sin embargo, el grupo logra enterrar la daga gracias a la ayuda del espíritu de Rich. No hay épica individual: hay acumulación. Entre todos, vivos y muertos, consiguen restaurar la jaula.
El resultado no es la muerte definitiva de Pennywise, sino su regreso al letargo. Arrastrado por la energía restaurada, el ente vuelve a dormirse, condenado a esperar el próximo ciclo. Sabemos cuándo será: 1989, It: Capítulo Uno.

Dick Hallorann y el hotel Overlook de El Resplandor
El episodio final de Welcome to Derry dedica tiempo a cerrar destinos. El funeral de Rich, la despedida entre Will y Ronnie, la decisión de algunas familias de irse de Derry y la elección de otras de quedarse. Nada se presenta como definitivo ni completamente sano. Derry sigue siendo Derry: un lugar que sobrevive al horror sin aprender del todo.
Dick Hallorann, ya en control del shining, decide irse. Su frase final –“¿Cuántos problemas puede traer un hotel?”– funciona como un guiño directo al hotel Overlook de El Resplandor y a la continuidad dentro del universo King.

El salto a 1988: El encuentro entre Ingrid Kersh y Beverly Marsh
El último golpe del final de Welcome to Derry llega con un salto temporal. Estamos en 1988, en el hospital psiquiátrico Juniper Hill. Ingrid Kersh sigue allí, décadas después, marcada para siempre. Cuando una mujer se suicida, Ingrid se acerca y pronuncia una frase conocida: “Nadie que muere en Derry muere de verdad”. La escena revela a la hija de la mujer: Beverly Marsh.
El momento no es un simple cameo. Reescribe una escena clave de It: Capítulo Dos. La figura de Mrs. Kersh deja de ser una aparición arbitraria para convertirse en una herida concreta del pasado de Beverly. Pennywise no elige rostros al azar: elige recuerdos.

Cómo el final prepara la temporada 2 de It: Welcome to Derry
El cierre de la temporada 1 de It: Welcome to Derry no intenta responderlo todo. Al contrario: deja abiertas varias líneas. La más evidente es la relación de Pennywise con el tiempo. La serie sugiere que el ente no solo recuerda el futuro, sino que podría intervenir en él. No se trata todavía de viajes temporales clásicos, sino de una percepción no lineal que altera las reglas del juego.
La temporada 2 de It: Welcome to Derry ya no mirará hacia adelante, sino hacia atrás. El final de la primera temporada deja claro que el recorrido de la serie será regresivo: el próximo ciclo se sitúa en 1935, uno de los períodos más violentos y opacos de la historia del pueblo. No se trata de una continuación directa de los personajes que conocimos, sino de un nuevo capítulo del mismo mal, encarnado en otros cuerpos y otras circunstancias.
Pennywise volverá a estar activo, y el centro del relato se desplazará hacia un evento clave del canon de Stephen King: la masacre de la banda de Bradley, que funcionará como equivalente estructural del incendio del Black Spot. Derry, otra vez, como escenario de una violencia que mezcla crimen, racismo, miedo colectivo y silencio cómplice.
El final de la temporada 1 también sugiere que este regreso al pasado no será neutro. Pennywise conserva conciencia de lo ocurrido en 2016, lo que introduce una tensión nueva: no solo asistiremos a un ciclo anterior, sino a uno contaminado por el conocimiento del futuro.
Welcome to Derry no promete viajes temporales explícitos, pero sí una percepción del tiempo quebrada, donde el monstruo actúa con memoria y resentimiento. La temporada 2, entonces, no buscará explicar a Pennywise, sino observar cómo el mismo mal adopta otras formas, repite patrones y prueba variantes. Derry cambiará de época, pero no de esencia. El horror no vuelve porque nadie lo haya invocado: vuelve porque nunca se fue.
El ciclo se cierra, pero la tiempo sigue girando. Pennywise duerme. Derry respira. Y el miedo, como siempre, espera.
DISPONIBLE EN HBOMAX.



