El episodio 5 de la temporada 3 de Fundación concentra traiciones, sacrificios programados y un juego de poder a escala galáctica. En Donde los Tiranos Pasan la Eternidad, Gaal Dornick lleva su plan al extremo: manipula a Alba para enviar toda la flota imperial a Kalgan para que sea destruida en una emboscada de El Mulo. El resultado no solo debilita de forma irreversible a los Cleon, sino que reconfigura el tablero entero, dejando a la Fundación y al pirata psíquico en un inevitable enfrentamiento por el control del futuro.

Fundación temporada 3, episodio 5: La destrucción de Kalgan
Fundación 3×5 abre con Hermano Día (Lee Pace) en su camino a encontrar a Song (Yootha Wong-Loi-Sing). Pero el centro de gravedad del episodio es Gaal (Lou Llobell) y Hermano Alba (Cassian Bilton) trabajando para lograr que el Consejo Galáctico apruebe el cerco de Kalgan. A primera vista, la jugada parece una alianza estratégica para frenar al Mulo antes de que expanda su control. Sin embargo, la operación es un engaño doble: Gaal necesita que la misión fracase y que la flota imperial sea aniquilada. Su objetivo no es proteger al Imperio, sino reducirlo a una escala que encaje con las condiciones iniciales del plan de Hari Seldon (Jared Harris).
El procedimiento es tan meticuloso como despiadado. Gaal y su agente Zera manipulan el sistema de vigilancia del Consejo para permitir que Alba extorsione al consejero Vynod Tarisk. La presión funciona: el voto se aprueba y la flota se despliega. Pero en Kalgan, El Mulo (Pilou Asbæk) ya ha preparado su trampa. Utilizando la energía del portal estelar cercano, provoca una explosión que arrasa tanto con el planeta como con la flota imperial. Su victoria es absoluta, pero es también parte de la estrategia de Gaal.
La destrucción de Kalgan no solo elimina a la mayor fuerza militar del Imperio: también otorga al Consejo Galáctico el poder político para desplazar a los Cleon. Gaal calcula que el Consejo intentará negociar con El Mulo, ofreciéndole concesiones mínimas. Sabe que esto no lo detendrá; por el contrario, lo animará a apuntar directamente a Trantor. Allí, la Fundación podrá ejecutar un cerco real y asestar el golpe final.
En paralelo, la trama de los Cleon alcanza un punto de inflexión dramático. Alba, que ha asumido un papel más frío y calculador, paga el precio de su confianza a Gaal. Tarisk, devastado por la muerte de su familia en Kalgan, lo confronta en un airlock. En el forcejeo, ambos son expulsados al vacío. Alba probablemente muere fuera de cámara, dejando tras de sí un mensaje conmovedor para Ocaso, su hermano y mentor.

Bayta, Toran y El Magnífico: La otra pieza del tablero
Mientras el conflicto principal se desarrolla en Kalgan y Clarion Station, otro frente se abre en los márgenes del mapa político. Han Pritcher (Brandon P. Bell) llega a Nueva Términus con la intención de advertir sobre la amenaza de El Mulo, pero se topa con la inercia burocrática del alcalde Indbur. Su desobediencia a órdenes directas y la sospecha de colaborar con fugitivos lo dejan sin aliados ni margen de acción: es despojado de todo y arrojado a una celda. El mensaje es claro: incluso ante un enemigo común, la política interna de la Fundación prioriza su propio control.
En paralelo, Bayta (Synnøve Karlsen) y Toran Mallow (Cody Fern) intentan llevar al Magnífico (Tómas Lemarquis) a un lugar seguro. La huida de Kalgan ha dañado su nave y los deja sin capacidad de salto, obligándolos a dirigirse a Haven, base de los Comerciantes y territorio del tío de Toran, Randu. El aterrizaje forzoso y el rescate a manos de Randu exponen la distancia emocional entre ambos hombres: un pasado marcado por la tragedia familiar y las heridas no resueltas. Lo que comienza como una tensión personal se transforma en una discusión estratégica cuando Bayta revela sus intenciones: usar a Magnifico como activo político.
La noción de que la música del trovador pueda influir en la voluntad de quienes la escuchan introduce un elemento nuevo en el tablero. Para Bayta, el control de esa habilidad podría inclinar el equilibrio entre la Fundación, los Comerciantes y, eventualmente, El Mulo. Su franqueza con Randu, combinada con la evidente atracción del hombre por la idea de un arma cultural, deja la puerta abierta a una alianza táctica. En la superficie es una negociación puntual; en el fondo, es la inserción de un nuevo jugador en la guerra de influencia que atraviesa toda la temporada.
Este arco secundario funciona como un eco reducido de la trama central de Fundación: personajes que, sin la escala militar de Gaal o Demerzel, buscan modelar el futuro inmediato a partir de recursos limitados y apuestas calculadas. Y, como en el frente principal, las motivaciones personales se entrelazan con los objetivos estratégicos, haciendo que la lealtad sea un recurso tan volátil como cualquier arma.

El final del episodio 5 de la temporada 3 de Fundación: Demerzel entra en juego
Mientras Gaal evalúa el éxito parcial de su traición a Alba, la llegada inesperada de Demerzel (Laura Birn) altera el equilibrio. La androide, arquitecta silenciosa de la supervivencia imperial, se presenta a bordo de la nave de Gaal después de más de tres siglos sin verse. Este encuentro marca el inicio de una confrontación inevitable entre las dos mentes que, desde bandos opuestos, manipulan el destino de la galaxia.
El episodio 5 de la temporada 3 de Fundación concluye sin una victoria definitiva para ningún bando. El Mulo ha demostrado su capacidad para desmantelar estructuras de poder enteras, Gaal ha dado un paso más hacia su visión del plan Seldon y el Imperio, herido pero no muerto, todavía cuenta con el ingenio de Demerzel. La guerra que se avecina no será solo militar: será un duelo de voluntades.
DISPONIBLE EN APPLE TV+.
 
				 
															


