Fundación 3, episodio 4: Fugas, traiciones y un Imperio fuera de control

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El atentado de Demerzel en el Puente Estelar, la fuga de Día tras Song y de Alba con Gaal: el episodio 4 de la temporada 3 de Fundación expone las fracturas internas del Imperio.

La temporada 3 Fundación ha dejado claro que ya no se trata solo de la supervivencia de la Fundación frente al Imperio, sino del desgaste del propio Imperio como idea. El episodio 4 no avanza en la línea de grandes batallas o revelaciones tecnológicas, sino en algo más corrosivo: el derrumbe interno de quienes sostienen la estructura. Lo que antes se presentaba como un bloque monolítico –la dinastía genética, Demerzel como su garante, la lógica implacable del Radiante– ahora se muestra como un sistema lleno de fisuras, con piezas que empiezan a actuar por cuenta propia y con motivaciones que ya no encajan en el plan maestro.

La fuerza del episodio 4 de la temporada 3 de Fundación está en cómo combina dos niveles de conflicto. En uno, las maniobras políticas y estratégicas: movimientos que reacomodan el tablero entre Trantor, las Fundaciones y el Mulo. En otro, la descomposición personal de los personajes que mueven esas piezas.

Demerzel no es solo la mano invisible que decide el destino de millones, sino una entidad atrapada en su propio código, capaz de reconocer sus contradicciones pero no de escapar de ellas. Los Cleon, en sus distintas encarnaciones, ya no comparten una causa común: cada uno busca una salida distinta, incluso si eso significa volverse contra el resto. Y en medio, figuras como Gaal y Han, que entienden que la victoria depende tanto de alianzas improbables como de cuánto estén dispuestos a sacrificar.

El episodio funciona como un punto de inflexión porque desplaza el centro de gravedad. No es la amenaza externa –el Mulo, la Tercera Crisis– lo que domina la tensión, sino la certeza de que la maquinaria del Imperio ya no responde como antes. Es un capítulo de fugas, de traiciones anticipadas, de confesiones que alteran la lectura del pasado. Lo que se ve en pantalla no es solo el desarrollo de una trama, sino la erosión de la idea misma de estabilidad en la que se apoyaban todos los bandos.

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Laura Birn como Demerzel en el episodio 4 de la temporada 3 de Fundación

El episodio 4 de la temporada 3 de Fundación: Demerzel, terrorista del Imperio

Fundación El episodio 4 de la temporada 3 de Fundación abre en el jardín laberinto de Trantor. Allí, la conversación entre Demerzel (Laura Birn) y Zephyr Vorellis no es solo un nuevo registro de confesiones: es la revelación de una jugada que reescribe la historia reciente. Fue Demerzel quien provocó la destrucción del Puente Estelar en la primera temporada. No fue por venganza ni por error, sino para empujar a los Cleon a aceptar el plan de Hari Seldon (Jared Harris) y permitir que la Fundación creciera.

La lógica de la decisión es fría: sacrificar millones para garantizar la continuidad de un orden. Pero el reconocimiento de esa decisión introduce un matiz distinto: Demerzel no olvida. No puede olvidar. Su programación le impide amortiguar el recuerdo, y 352 años después aún revisa cada imagen, cada cuerpo orbitando Trantor. No es remordimiento, pero tampoco indiferencia. Es la carga de quien actúa con la certeza de que el cálculo es correcto y el costo insoportable.

Vorellis interpreta esa confesión como el síntoma de una guerra interna. Pregunta si esa culpa es la señal de un deseo de liberarse del Imperio. ¿Y si las modificaciones a su programación son su modo de morir y reencarnar? Demerzel admite que su versión original –que terminó como general de las Guerras Robot– habría destruido a la Demerzel actual. La charla se corta cuando la sacerdotisa se acerca demasiado a la verdad. Demerzel se acerca, se abre la piel del rostro y deja visible el cráneo dorado. No es solo intimidación, es una línea clara entre quien pregunta y quien manda.

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Brandon P. Bell como Han Pritcher en el episodio 4 de la temporada 3 de Fundación

Fundación 3, episodio 4: Han Pritcher, un mentalic al servicio de la Segunda Fundación

A varios sistemas de distancia, Han Pritcher (Brandon P. Bell) aterriza en Ignis, base de la Segunda Fundación. Su regreso no es discreto: lo recibe Preem Palver con el código de confianza de los viejos aliados. Entre las rutinas románticas con Gaal Dornick (Lou Llobell) y la información que trae, se revela lo más importante: el Mulo (Pilou Asbæk) conoce el nombre de Gaal, lo extrajo de su mente. Preem añade una hipótesis que puede ser ventaja: la música del Magnifico (Tómas Lemarquis) potencia los poderes del Mulo, pero también revela su aislamiento. Nunca ha conocido a otros Mentalics; la novedad puede desestabilizarlo.

El episodio dedica espacio a Gaal y Han no solo para mostrar intimidad, sino para marcar una tensión de prioridades. Él quiere un compromiso personal; ella recuerda que solo han compartido treinta y dos días de vida consciente. Y que, antes de cualquier plan doméstico, la prioridad es preparar la defensa de la Fundación. Lo personal no desaparece, pero queda relegado por la urgencia política.

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Lee Pace como Día en el episodio 4 de la temporada 3 de Fundación

Fundación 3×4: La fuga de Día en busca de Song

En Nueva Terminus, Ebling Mis (Alexander Siddig) e Indbur trasladan a la embajadora Quent (Cherry Jones) dos piezas de información: la Bóveda podría abrirse en el próximo doble eclipse y el Imperio tiene el Radiante. La segunda preocupa más. Quent, que mantiene un vínculo con Hermano Ocaso (Terrence Mann), decide confrontarlo. Ante él y Demerzel niega cualquier relación con los fugitivos Mallows, pero exige ver el Radiante. Confirma lo que temía: la proyección del futuro tiene un corte abrupto, un vacío donde debería seguir la secuencia prevista. En la expresión de Ocaso hay un reconocimiento tácito: algo en el plan se ha roto.

La secuencia entre Día y la memoria de Cleon I expone otra grieta. El diálogo no es entre iguales: es el presente reclamando al pasado, y el pasado respondiendo con desprecio. Hablan de Mycogen, de la Herencia, del amor de Día por Song (Yootha Wong-Loi-Sing). Cleon I recuerda haber matado a 20.000 para quedarse con herramientas antiguas de Demerzel, que ese pueblo consideraba sagradas. El encuentro termina con un gesto de ruptura: Día escupe a los pies de su origen genético. No hay continuidad entre ellos.

De ahí pasa al cuarto de Demerzel. Ella, con la cabeza separada para su propio mantenimiento, lo mira sin alterarse. Día alterna provocaciones y acusaciones. Le roba una de sus herramientas mientras la distrae. No busca convencerla, solo ganar tiempo para su fuga. Afuera, lo espera Mavon, un guardia que cree aliado. El trayecto hacia el perímetro es breve: Día transfiere sus nanobots a un contenedor y le dispara tres veces. El cadáver servirá de señuelo. Con los nanobots en la sangre de Mavon, Demerzel tardará en localizarlo. No es un asesinato impulsivo; es un cálculo para desaparecer del alcance del Imperio.

La reacción de Demerzel no es teatral. Recibe el reporte, revisa su caja de herramientas, ve el espacio vacío y entiende. No necesita más confirmación: Día está fuera de su control.

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Cassian Bilton como Hermano Alba en la temporada 3 de Fundación

Alba escapa de Trantor con Gaal

En paralelo, Gaal contacta a Alba (Cassian Bilton). La cita es en una casa de té; la conversación, breve. Le cuenta que el Consejo Galáctico fue bloqueado por sus hermanos y que la única salida es escapar juntos. Alba duda: en días ocupará el trono. La duda se resuelve cuando soldados del Imperio lo localizan. La huida es rápida: cloacas, guardias neutralizados por las habilidades psíquicas de Gaal, y una nave que atraviesa el cielo de Trantor. Alba mira el planeta hasta que desaparece. Por primera vez está lejos de la única casa que conoció.

El cierre del episodio 4 de la temporada 3 de Fundación deja un escenario inestable: dos Cleon fugitivos, uno en rebelión abierta, la Fundación consciente de un vacío en la proyección del futuro, y Demerzel sin el control absoluto que definía su papel. La amenaza externa sigue ahí –el Mulo, la Tercera Crisis–, pero el mayor riesgo ahora es que el Imperio se fracture desde adentro antes de que esas amenazas golpeen. La temporada 3 avanza hacia un punto donde los movimientos personales ya no son incidentes secundarios: son el motor del derrumbe.

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