Fundación 3, episodio 9: La Novácula, Kalle y el nuevo mapa del universo

fundacion novacula
Entre conspiraciones y ruinas, el episodio 9 de la temporada 3 de Fundación prepara el enfrentamiento decisivo con el Mulo mientras Ocaso reconfigura el mapa de la galaxia.

El episodio 9 de la temporada 3 de Fundación, titulado Los Caminos Que Nos Eligen, funciona como el momento en que todas las traiciones, todas las conspiraciones, todos los cálculos políticos de la temporada se estrellan contra el poder absoluto, que está en manos de alguien que ya no tiene nada que perder. Porque Hermano Ocaso está a horas de morir, y un moribundo con un arma capaz de destruir planetas es la pesadilla perfecta.

La adaptación de David S. Goyer ha sabido construir la temporada 3 de Fundación como una cuenta regresiva hacia el colapso. Cada episodio fue colocando las piezas: la rebelión del Mulo, la traición del Consejo Galáctico, la crisis existencial de Demerzel, la búsqueda desesperada de Gaal Dornick por detener el futuro de sus visiones. Todo para llegar a este momento en que el Imperio no cae derrotado sino que se autodestruye, llevándose por delante a medio universo.

El penúltimo episodio de la temporada expone la fractura del Imperio, el dilema de Demerzel y la estrategia incierta de Gaal frente al poder del Mulo. Es un capítulo que funciona como antesala, pero también como manifiesto: la caída no será limpia, será violenta y contradictoria.

novacula fundacion
La Novácula en la temporada 3 de Fundación

Fundación: Ocaso y el poder genocida de la Novácula

En el episodio 9 de la temporada 3 de Fundación, los representantes del Consejo Galáctico, del Dominio de las Nubes y de la iglesia del Luminismo llegan al palacio imperial para ofrecer Trántor al Mulo. Es el plan perfecto: sacrificar la capital para salvar sus mundos. Pero hay algo que no calcularon: la brutalidad de los que no tienen futuro. Demerzel los está esperando. Hermano Ocaso (Terrence Mann), desde el puente de la Novácula –una estación espacial que orbita un agujero negro y dispara un rayo capaz de destruir planetas–, también los escucha.

Lo que sigue es una lección de poder dictada por alguien que está a punto de morir. No hay negociación ni cálculo político: hay destrucción como último acto de soberanía. “En mis últimas horas, no me inclinaré ante un usurpador que lleva el nombre de un animal de granja”, dice, y mientras habla ya está apuntando. La Novácula no dispara contra el Mulo ni contra la Fundación. Dispara contra quienes lo traicionaron.

Primero desaparece la Estación Clarion. Un destello, una nova nueva donde antes había un mundo. Luego toda la colección de planetas del Dominio de las Nubes. Otro destello, otra nova. Finalmente la luna de Surah, donde los peregrinos del Luminismo son vaporizados en plena peregrinación. Fundación no se recrea en la agonía, no muestra cuerpos cayendo ni edificios colapsando. Muestra algo peor: mundos enteros que simplemente dejan de existir.

La secuencia no se filma como triunfo. No hay épica, hay vacío. Lo que vemos es a un emperador anciano, consciente de su final, aferrándose al poder por medio de la ruina. No hay enemigos derrotados, hay súbditos sacrificados. Ocaso no defiende al Imperio, lo condena.

Ese gesto revela la paradoja de la dinastía de Cleón. Nació para garantizar la continuidad, pero en el momento en que su estabilidad colapsa, el recurso es el suicidio político. El Imperio ya no puede imponerse por legitimidad, entonces recurre al genocidio como demostración de fuerza. Una demostración que aterroriza tanto a aliados como a adversarios.

El Mulo (Pilou Asbæk), que había construido su figura sobre el dominio mental y la arrogancia de lo inevitable, queda por un instante desarmado. Ni siquiera él esperaba semejante despliegue de violencia. Ocaso acaba de demostrar que el Imperio moribundo todavía tiene dientes.

Luego del genocidio, en los pasillos del palacio, Ocaso camina entre los bustos holográficos de los Cleones que lo precedieron. Recita sus títulos como quien recita una letanía: el Conquistador, el Intrépido, el Bruto. Luego propone cambiar su propio honorífico. Ya no quiere ser “el Conciliador”. Ahora quiere ser “el Consecuencial”. Es, tal vez, el único momento de honestidad brutal que le queda.

fundación kalle
Rowena King como Kalle en el episodio 9 de la temporada 3 de Fundación

Fundación temporada 3, episodio 9: Demerzel, Kalle y la tentación de elegir

El arco de Demerzel (Laura Birn) es el más complejo de toda la temporada 3 de Fundación. Hasta ahora la habíamos visto como una figura trágica, condenada a obedecer aun cuando esa obediencia la acercaba al abismo. En esta temporada, esa condena comienza a mostrar grietas.

Es que Demerzel está viviendo su propia revolución interior. Durante milenios su mente funcionó como un sendero de jardín: predecible, constante, sin sorpresas. Ahora se ha convertido en un laberinto. Por primera vez en su existencia, ve múltiples caminos abiertos ante ella, múltiples decisiones posibles. Es el despertar más terrible: descubrir que se puede elegir. Y cada sendero implica consecuencias imprevisibles.

En la biblioteca imperial, dentro de la dimensión del Radiante, busca respuestas en Kalle (Rowena King), esa entidad misteriosa que parece entender los dilemas de una mente artificial mejor que cualquier humano. Kalle le dice algo que suena a liberación y a condena al mismo tiempo: “Si no puedes discernir la intención solo de tu visión, entonces ambos motivos están abiertos para ti. Puedes ofrecerles un refugio. Puedes entregarlos. Puedes decidir después”.

Es la definición perfecta del libre albedrío: la capacidad de elegir, incluso cuando no sabes cuál es la elección correcta.

La confesión de que los robots se refugiaron en esa misma biblioteca durante las guerras del pasado no es un simple dato histórico. Es una clave que une tiempos distintos: lo que fue santuario puede volver a serlo, lo que fue escondite puede transformarse en escenario de la batalla final. Gaal lo vio en su visión; Demerzel lo recuerda como parte de su propio origen. El futuro y el pasado se superponen, y la androide queda atrapada en la paradoja: ¿será ella quien entregue a la Segunda Fundación al Mulo, o quien les abra la puerta hacia la supervivencia?

Lo que distingue a este arco es que no se trata de un problema lógico. Demerzel no busca la respuesta correcta en términos de programación: se pregunta por primera vez qué desea. Y ese desplazamiento, en una serie que siempre giró en torno a las tensiones entre destino y libre albedrío, tiene un peso político y emocional enorme.

fundación temporada 3 episodio 9
Lou Llobel como Gaal Dornick en el episodio 9 de la temporada 3 de Fundación

Gaal, el Mulo y el poder del amor

Mientras el Imperio se desangra en el espacio, Gaal Dornick (Lou Llobell) se mueve por las calles de New Terminus con la determinación de quien sabe que el tiempo se agota. El humo de las batallas ha vuelto gris el cielo azul del planeta, y en cada esquina se libra una guerra entre convertidos y resistentes. Gaal enfrenta el poder del Mulo en su forma más devastadora: no el ejército, no la estrategia, sino la conversión emocional de sus seguidores.

La muerte de la guardiana Greer (Krista Kosonen) es la escena que condensa esa lógica: el Mulo no controla las mentes, las seduce. No domina por la fuerza bruta, sino porque altera la percepción de sus seguidores hasta que el amor por él se vuelve absoluto y reemplaza cualquier otro vínculo y cada mente se resiste a abandonar el vínculo con el tirano. Lo que mata a Greer es la intensidad de un amor fabricado.

La revelación es clara: el Mulo no gobierna a través del miedo, gobierna a través de la devoción. No necesita cadenas ni ejércitos infinitos; basta con sembrar una pasión que desplaza a cualquier otra lealtad. En ese sentido, su poder es más peligroso que el de cualquier emperador: no se sostiene en instituciones, se sostiene en la fragilidad de la mente humana.

Gaal comprende que combatirlo implica algo más que armas o planes militares. El desafío es encontrar una forma de romper un sentimiento impuesto. Y en ese terreno la Segunda Fundación se convierte en un experimento: un grupo de mentalistas que intentan enfrentar a un adversario capaz de manipular la misma materia con la que ellos trabajan.

El encuentro con Hari Seldon (Jared Harris) en la Bóveda agrega otra capa. Su versión digital, más amarga y consciente de su encierro, negocia con Gaal como si fuera un jugador más. Promete ayuda, pero exige a cambio la posibilidad de recuperar un cuerpo con Kalle, como lo hizo la primera versión digital (temporada 2). El gesto revela que incluso dentro de la estrategia de la Fundación, lo que se juega no es solo la supervivencia colectiva, sino también la obsesión individual de cada actor. Es una apuesta desesperada, porque Gaal no tiene idea de cómo cumplir su parte del acuerdo.

Pero antes de cerrar el trato, Seldon le deja una advertencia que suena a epitafio: “Su historia no cuadra”. El Mulo, ese conquistador imparable, ese seductor de mentes, guarda secretos que ni siquiera Gaal sospecha.

segunda fundacion
La Bóveda durante el ataque a New Terminus. Fundación temporada 3, episodio 6

Un Imperio al borde del colapso

El episodio 9 de la temporada 3 de Fundación deja así un mapa claro: Ocaso destruye para afirmarse en la historia, Demerzel descubre que tal vez puede elegir y Gaal se prepara para un enfrentamiento que no sabe si podrá ganar. En el medio, Hermano Día (Lee Pace) regresa con la Cabeza de lata del báculo de Sunmaster-17, convencido de que esa reliquia de La Herencia puede liberar a Demerzel. Cada movimiento suma tensión hacia un final que no promete redención sino colapso.

La serie no presenta a la caída del Imperio como un acontecimiento externo, impuesto desde afuera por el Mulo o por la Fundación. La caída surge desde adentro: de la incapacidad de sus líderes, de la rigidez de sus instituciones, de la ambición desesperada de sus últimos emperadores.

Porque si algo muestra el episodio 9 de la temporada 3 de Fundación es que el derrumbe no será un hecho repentino, sino una acumulación de actos desmesurados, traiciones y decisiones que se contradicen entre sí. En esa tensión, el Mulo aparece menos como el gran villano y más como el catalizador de una crisis que el Imperio ya llevaba dentro.

DISPONIBLE EN APPLE TV+.

NOTAS RELACIONADAS