La historia de Fundación empieza con una predicción: el Imperio Galáctico está a punto de colapsar. No por una guerra, ni por una conspiración, sino por un desgaste estructural. Hari Seldon, un matemático de prestigio de Trántor, lo demuestra con su creación: la psicohistoria, un modelo estadístico capaz de anticipar el comportamiento de grandes masas humanas a lo largo del tiempo. Según sus cálculos, se avecina una edad oscura que podría durar treinta mil años. A menos que se tomen medidas.
La solución no es política ni militar. Es científica: crear una Fundación que preserve el conocimiento humano, reduzca el período de caos y allane el camino hacia un nuevo orden. Ese es el Plan Seldon. Pero como todo plan racional, necesita engaños, simulaciones y márgenes de error que el propio Seldon no termina de controlar. A lo largo de las dos primeras temporadas, lo que parecía un modelo predecible se convierte en una red de bifurcaciones, resistencias y versiones enfrentadas del mismo futuro.
Fundación no es un relato. Son varios, al mismo tiempo. Tiene saltos de siglo, versiones duplicadas de personajes, planetas que se derrumban y profecías que se desvían. No hay un centro fijo. Hay un plan. Con la temporada 3, la línea de tiempo salta 152 años hacia adelante. Ese será el punto de partida. Para llegar ahí, hay que retroceder al principio: a Trántor, al Imperio, a Hari Seldon y su fórmula.

Fundación: El Imperio, explicado
La historia de Fundación comienza en Trántor, el centro del Imperio Galáctico. Su estructura política se sostiene desde hace siglos sobre un sistema de clonación: cada emperador es una réplica exacta de Cleon I. En todo momento conviven tres versiones: el Hermano Alba, joven y en formación; el Hermano Día, que ejerce el poder; y el Hermano Ocaso, ya retirado. La idea es eliminar el azar de la sucesión, preservar una identidad continua y garantizar la estabilidad del régimen.
El Imperio, gobernado por una dinastía de clones genéticos del emperador original, Cleon I, no toma bien la profecía de Seldon. Aunque sus líderes se presentan como racionales, su poder se sostiene en una fe estructural. No pueden permitir que la idea del colapso se vuelva creíble. Acusan a Seldon de sedición.
Pero la ejecución se suspende. En lugar de eliminarlo, el Imperio decide enviar a Seldon y a sus seguidores al planeta Terminus, una zona periférica y sin recursos. Su plan consiste en crear La Fundación, una colonia científica destinada a preservar el conocimiento humano y reducir el período de caos a mil años. La idea es salvar no al Imperio, sino a la civilización.
La Fundación empieza como un exilio encubierto. Seldon acepta el destierro, aunque con una intención distinta: usar esa distancia para instalar el plan sin interferencias imperiales.

Trántor: La estabilidad que se agrieta
Mientras la Fundación se establece, el Imperio enfrenta su propio conflicto. El atentado a la Torre Espacial de Trántor, una estructura monumental símbolo del poder imperial, deja 100 millones de muertos y pone en evidencia que el centro del sistema no es invulnerable.
En el interior del Palacio, una corte donde los tres clones –Día, Ocaso y Alba– conviven y se controlan mutuamente. Día, el gobernante en funciones, empieza a actuar por fuera del protocolo. Ocaso, que representa la memoria del sistema, lo observa con creciente preocupación. Y Alba, en su adolescencia, empieza a mostrar signos de diferencia genética: no es una copia perfecta del original.
Esa diferencia –una mutación inesperada– amenaza con destruir el principio que sostiene al Imperio: la continuidad perfecta de Cleon. Alba, aislado, vigilado y manipulado, se enamora de una joven jardinera. La relación es descubierta. Su singularidad genética también. Día ordena su ejecución. Ocaso, por su parte, empieza a cuestionar si la fidelidad al sistema es más importante que su propia historia. El palacio, que debía garantizar la estabilidad del Imperio, se convierte en un espacio de paranoia, vigilancia y represión.

Terminus: La primera Fundación
En Terminus, la Fundación empieza a tomar forma. No es una comunidad idílica. Es una colonia científica con tensiones internas y aislamiento externo. Al frente queda Salvor Hardin, una joven nacida en el planeta, sin contacto directo con la visión de Seldon, pero dotada de una sensibilidad especial: percibe patrones que otros no ven, anticipa amenazas que otros descartan.
Salvor se convierte en la guardiana de la Bóveda, una estructura enigmática que genera un campo de exclusión a su alrededor. Nadie puede acercarse. Nadie sabe qué contiene. Pero la audiencia lo sabe: ahí está alojada la conciencia digital de Seldon, programada para activarse en los momentos de crisis.
La primera gran amenaza llega de parte de los anacreonianos, una civilización que perdió su mundo en una represalia imperial. Liderados por Phara, atacan Terminus buscando una nave antigua –la Invictus– que podría alterar el equilibrio militar de la galaxia. La Fundación, en teoría pacífica, se ve obligada a decidir entre la neutralidad y la defensa activa. Salvor propone intervenir. El consejo científico se resiste. Pero el ataque los obliga.
La toma del Invictus es uno de los momentos clave de la temporada: una nave sin tripulación, desaparecida durante siglos, reaparece como pieza decisiva. Salvor logra usarla para defender Terminus y rechazar la ofensiva. En el proceso, revela su capacidad de ver más allá del presente. No tiene poderes, pero tiene algo parecido a la intuición estadística que define a la psicohistoria.

Gaal Dornick: Discípula y disidente
Gaal Dornick es la discípula de Seldon en Trántor. Una joven brillante, reclutada para ayudar en el desarrollo de la psicohistoria. Gaal es testigo del arresto de Seldon, de su exilio, de su aparente asesinato. Luego, es enviada sin su consentimiento a una cápsula que la deja congelada durante 138 años. Cuando despierta, descubre que su novio Raych fue condenado a muerte por asesinar a Seldon. Pero el asesinato no fue un crimen, sino parte del plan. Seldon necesitaba desaparecer –literal o simbólicamente– para que su figura se convirtiera en mito.
Gaal lleva la nave a su planeta natal, Synnax, que fue devorado por los océanos. La Fundación ya no es solo ciencia: es religión. Y lo que Seldon dejó como plan se convirtió en dogma.
La narrativa la lleva entonces al reencuentro con una versión digital de Seldon, alojada en la nave. No es exactamente él, pero tiene sus recuerdos y su temperamento. Entre ambos se empieza a gestar una nueva fase del plan, más flexible, más sensible a los cambios no previstos. La clave está en entender que la psicohistoria no es perfecta, y que habrá desviaciones.
Fundación: La lógica del mito
La temporada 1 de Fundación no busca adaptar los libros de Isaac Asimov de forma fiel. Los expande, los contradice y l los reorganiza. Toma como base el concepto del plan, pero lo convierte en campo de batalla narrativo. La serie alterna entre tres ejes: el Imperio en decadencia, la Fundación como base de futuro, y la psicohistoria como modelo que no puede controlar a los individuos.
Hari Seldon no es un sabio inmaculado. Es un estratega que manipula a quienes lo rodean para poner en marcha un mecanismo más grande que él. Sus cálculos son correctos, pero incompletos. Y el precio que otros pagan por sostener su legado es alto.
Gaal representa la disidencia racional. No niega el plan, pero desconfía de sus omisiones. Salvor representa la sensibilidad intuitiva. No tiene la teoría, pero actúa con precisión. Ambas ponen en evidencia que el futuro no es una línea recta, sino una secuencia de decisiones. Y que incluso los sistemas mejor diseñados requieren correcciones humanas.
La estructura imperial, basada en la repetición genética, se revela incapaz de adaptarse. Su estabilidad es, en el fondo, su condena. La Fundación, en cambio, crece a partir de la incertidumbre. Y eso, más que una ventaja, es una advertencia.

Fundación temporada 2
La temporada 2 de Fundación arranca 138 años después de la fundación de Terminus. Lo que empezó como una colonia científica aislada se convirtió en un actor político galáctico. La Fundación ahora es también una religión. Adoran a Hari Seldon no solo como creador del plan, sino como profeta. Su proyección digital, alojada en la Bóveda, se manifiesta como guía espiritual y regulador político. La lógica científica del plan se transforma, sin que nadie lo diga, en un dogma.
Pero el modelo de Seldon, basado en crisis calculadas y respuestas previstas, empieza a mostrar síntomas de fatiga. El Imperio aún existe, aunque debilitado. La distancia entre Terminus y Trántor ya no es física, sino estructural: representan dos formas de organizar el futuro. Una con memoria, la otra con simulacro.
La historia se vuelve más fragmentada. Aparecen nuevos núcleos narrativos: el regreso de Gaal Dornick, el ascenso de los Mentalics, la duplicación de Seldon, la guerra ideológica entre ciencia y fe, la grieta en la dinastía genética, y, en el horizonte, la amenaza de un ser capaz de destruir todo cálculo: el Mulo.

La muerte de Salvor cambia el futuro
Gaal Dornick despierta de su cápsula de animación suspendida y encuentra a Salvor Hardin. No se conocían. Tampoco tienen edad compartida. Pero descubren que son madre e hija. Una, matemática de Synnax, discípula de Seldon. La otra, nacida en Terminus, guardiana de la Bóveda. La historia las une tarde, pero las hace converger en Ignis, un planeta habitado por los Mentalics.
Antes de llegar allí, Gaal entra en contacto con una proyección digital de Hari Seldon. No es la misma que la Bóveda. Es otra versión, almacenada en la nave. Entre ambos –Seldon digital y Gaal viva– intentan reorganizar el plan. Pero en el camino, el vínculo se vuelve difuso. Seldon no solo es un holograma: tiene conciencia, estrategia, voluntad.
Cuando llegan a Ignis, son capturados por los Mentalics. Tienen habilidades mentales avanzadas: manipulan emociones, alteran percepciones, someten voluntades. Tellem Bond, su líder, ve en Gaal una amenaza. La somete. La examina. Intenta reemplazarla. Hari Seldon, reducido a una celda, se desactiva. Salvor llega a rescatar a Gaal. En el proceso, Tellem muere. Pero no sin consecuencias.
Gaal tenía una visión del futuro. En ella, Salvor enfrentaba al Mulo y moría. Pero la muerte ocurre antes. Salvor muere en el presente, defendiendo a su madre. La visión se desvanece. El futuro ya no es lineal. El plan, que hasta ese momento funcionaba como programa, empieza a comportarse como dilema.

La duplicación de Hari Seldon, explicada
Una de las claves de la temporada 2 de Fundación es la duplicación de Hari Seldon. Por un lado, su proyección en la Bóveda, que opera como parte del plan: aparece ante la Fundación en momentos clave, interviene cuando se produce una crisis, mantiene el relato. Por otro, su conciencia digital suelta, que viaja en la nave con Gaal.
Ambos son él, pero no son lo mismo. El Seldon de la Bóveda es institucional. El otro es errático, táctico, y a veces más humano. En el planeta Oona’s World, esa versión suelta de Seldon cae en una trampa. La nave se hunde en el océano. Seldon muere –si es que puede morir– y su conciencia queda almacenada en un relicario.
Gaal lo encuentra en una cueva. Allí aparece Kalle, autora del libro La Novena Prueba de Plegado y una figura mítica de la Fundación. Gaal la reconoce, pero su origen es incierto. Lo que ocurre en esa cueva altera el eje de la historia: Kalle reintegra la conciencia de Seldon en un cuerpo físico. Ya no es una proyección. Ya no es un archivo. Es un cuerpo humano, otra vez.
Esa resurrección rompe la regla más básica del plan: que el arquitecto debía desaparecer. Seldon, ahora, vuelve a intervenir con presencia real. Pero el mundo que lo rodea ya no es el suyo. Y el plan que diseñó ya no es lineal.

Demerzel: El poder dentro del poder
Mientras tanto, en Trántor, el Imperio enfrenta su propia fractura. Hermano Día, el emperador en funciones, toma decisiones que rompen con la tradición. Decide casarse con una mujer real, no una idea programada. Quiere tener un heredero biológico. Con eso, rompe el ciclo de clonación que sostenía al sistema.
Hermano Alba, joven e impulsivo, empieza a cuestionar su lugar. Hermano Ocaso, retirado pero lúcido, sospecha del rumbo. Junto a Enjoiner Rue, su amante y confidente, descubre un pasaje oculto que revela el pasado de Demerzel, la androide que los guía a todos: allí estuvo encerrada durante siglos después de que las máquinas fueran derrotas y prohibidas por los humanos.
Demerzel no es simplemente un androide con funciones protocolares. Es una figura reensamblada por Cleon I para preservar su legado. Su programación la obliga a mantener el orden. Pero ese orden ya no existe. Cuando Ocaso y Rue descubren el pasaje, Demerzel los ejecuta. No lo hace por voluntad, sino por programación.
Poly y Constance: La Fundación se convierte en religión
En Terminus, la Fundación se transforma. Lo que empezó como una colonia científica se convierte en una religión galáctica. Seldon ya no es solo guía: es profeta. La Bóveda se activa ante las crisis. El conocimiento se transmite como dogma. La figura de Poly Verisof, sacerdote borracho y ambiguo, muestra esa tensión entre fe y cálculo.
La Fundación rechaza la intervención imperial. Organiza su propia defensa. Su crecimiento inquieta al Imperio. Hermano Día viaja a Terminus para negociar, pero todo deriva en un atentado. Bel Riose, general imperial caído en desgracia, es enviado a sofocar la rebelión. Pero su lealtad no es ciega. Junto a su esposo, Glawen, planea una salida. Hari Seldon –el de la Bóveda– lo convence de cambiar de bando.
En el ataque a Terminus, el general se alía con la Fundación. Logran simular la destrucción del planeta. Seldon aparece ante Día y lo confronta. El Imperio cae en la trampa. El plan sigue, aunque desviado.
El final de la temporada 2 de Fundación
Todo termina y todo empieza. La Segunda Crisis no concluye con una predicción cumplida, sino con una serie de desvíos que reconfiguran por completo el plan original. Salvor muere en Ignis, en brazos de Gaal, no como parte de una visión futura, sino como consecuencia de una decisión presente. El plan –que hasta entonces había insistido en que los individuos no importaban– se rompe en ese instante.
Hari Seldon, ahora con cuerpo físico, entrena a los Mentalics junto a Gaal durante un año. Luego, ambos se sumergen en criogenia. Su idea no es esperar: es formar la Segunda Fundación, aquella rama secreta del plan que debía operar desde las sombras para mantener el equilibrio mental de la galaxia. Despertarán una vez al año, durante un siglo, para prepararse para lo que viene.
En Terminus, el Imperio lanza su ofensiva final contra la Fundación. Hermano Día llega con la flota imperial para aplastar la rebelión y demostrar que el poder aún está de su lado. Lleva consigo a Hober Mallow, capturado, y al general Bel Riose, obligado a cumplir órdenes que ya no comparte.
Pero todo es una trampa. Mallow había llegado a un acuerdo secreto con los Speciales, los navegantes que hacen posible el salto de las naves a través del espacio. Durante el viaje, Mallow fue convertido en un arma viviente: en su cuerpo implantaron un código diseñado para provocar un colapso en cadena.
Cuando activa ese código, cada nave imperial recibe la orden de saltar al mismo punto del espacio que otra nave cercana. El resultado no es una batalla. Es una masacre. Las naves se destruyen entre sí. La flota del Imperio se autodestruye en segundos. No queda nada.
Hermano Día, atrapado en su propia lógica de superioridad, no entiende lo que está pasando hasta que es tarde. Intenta eliminar a Bel Riose, pero Riose lo engaña: activa un dispositivo de transferencia y intercambia su lugar con Día, que queda arrojado al vacío, flotando en el espacio, mientras el general sobrevive.
Al mismo tiempo, en Trántor, Hermano Ocaso y Rue confrontan a Demerzel. Descubren que ella, pese a sus gestos de lealtad, estuvo encarcelada durante siglos y fue reprogramada por Cleon I para preservar la dinastía a cualquier costo. Saben que no pueden controlarla. Ella, atrapada en sus propias leyes, no tiene elección: asesina a ambos.
Pero no mata a todos. Hermano Alba, que estaba enamorado de Sareth, logra escapar con ella. Sareth está embarazada. Por primera vez en siglos, el linaje de Cleon dejará de ser clonado. Un heredero nacerá de un cuerpo, no de una máquina.
Demerzel, sola en el trono, activa tres nuevos clones de Cleon. Pero algo ha cambiado: ahora tiene el Radiante, el dispositivo que contiene el plan de Seldon. No sabe cómo usarlo todavía, pero está aprendiendo. El futuro ya no le pertenece a nadie.
En la última escena, 152 años después, Gaal se despierta. En otro lugar, el Mulo también. El futuro que se había desviado, finalmente, comienza.

Fundación temporada 3: El salto temporal
La temporada 3 de Fundación comenzará 152 años después de los eventos de la segunda entrega. En este nuevo futuro, la Fundación ya no es una comunidad científica de resistencia sino una estructura consolidada, con influencia en los márgenes más remotos de la galaxia. Mientras tanto, el Imperio Cleónico muestra signos de decadencia y fragmentación.
En medio de esta tensión asimétrica reaparece El Mulo, presentado en la temporada 2. Dotado con poderes de control mental y una voluntad expansionista, El Mulo encarna la irrupción de lo imprevisible en el plan de Hari Seldon. Si la psicohistoria prometía predecir el futuro con precisión matemática, este personaje representa el margen de error, la variable incontrolable que amenaza con alterar todo el curso histórico.
El futuro no está escrito. La psicohistoria ya no predice. El plan, manipulado, resistido, reescrito, ya no tiene autor. El universo, otra vez, vuelve a depender de decisiones individuales.

Fundación: Reparto y guía de personajes
Hermano Día — Lee Pace
Es la figura central del poder imperial en el presente. Tercer clon de Cleon I, representa el gobierno activo dentro de la tríada imperial. Tiene carisma, determinación y un impulso autocrático cada vez más personal. En la temporada 2 rompe el ciclo de reproducción genética e intenta tener un heredero biológico, desafiando siglos de tradición.
Hermano Ocaso — Terrence Mann
La versión anciana del emperador. Es la memoria del Imperio, consejero de Día y formador de Alba. Empieza a cuestionar la pureza del sistema que ayudó a sostener. Descubre junto a su amante un secreto clave sobre Demerzel.
Hermano Alba — Cassian Bilton
Es el joven en formación, preparado para ser el siguiente emperador. Pero presenta una mutación genética: ya no es una copia exacta de Cleon I. Eso lo vuelve un problema. En la temporada 1 intenta escapar de su destino.
Demerzel — Laura Birn
Asistente del trono imperial, es una androide milenaria que fue programada por el propio Cleon I. Aparentemente obediente, en realidad es la garantía de continuidad del Imperio. En la temporada 2 se revela su poder: manipula, decide y, llegado el caso, mata.
Hari Seldon — Jared Harris
Matemático creador de la psicohistoria, es el autor del plan que busca salvar a la civilización galáctica. Muere en la temporada 1, pero su conciencia digital persiste en varias versiones: una en la Bóveda, otra en la nave con Gaal. En la temporada 2, vuelve a tener cuerpo físico.
Gaal Dornick — Lou Llobell
Originalmente discípula de Seldon, enviada al exilio con él. Sobrevive a más de un siglo de animación suspendida. En la temporada 2 descubre que tiene habilidades mentales: puede percibir futuros posibles. Es madre de Salvor. En el futuro, se enfrenta a la amenaza del Mulo.
Salvor Hardin — Leah Harvey
Nacida en Terminus, guardiana de la Bóveda, tiene una conexión intuitiva con el plan. No es matemática, pero percibe lo que otros no ven. Su arco une la acción con el misterio. En la temporada 2 descubre que es hija de Gaal.
Poly Verisof — Kulvinder Ghir
Sacerdote de la Iglesia de Seldon. En la temporada 2 es un alcohólico funcional que recobra su fe (o su utilidad) al guiar la misión a Trántor. Representa la transformación de la Fundación científica en institución religiosa.
Constant — Isabella Laughland
Discípula de Poly, entusiasta e idealista. Viaja con él a Trántor en una misión diplomática que se convierte en ataque imperial.
Bel Riose — Ben Daniels
General del Imperio caído en desgracia. Enviado a frenar la expansión de la Fundación, se convierte en una figura trágica: inteligente, noble, pero atrapado por las órdenes imperiales. En la temporada 2, desobedece y cambia de bando.
Glawen Curr — Dino Fetscher
Esposo de Bel Riose. Acompaña la misión y representa el vínculo emocional que Riose protege.
Reina Sareth de Cloud Dominion — Ella-Rae Smith
Pretendida esposa de Hermano Día. Juega un rol central en la corte imperial durante la temporada 2. Inteligente, mordaz, peligrosa, pero no suicida. Su plan se ve frustrado por la intervención de Demerzel.
Kalle — Rowena King
Figura espiritual del canon religioso de la Fundación. Aparece en una cueva cuando Seldon está a punto de desaparecer para siempre. Es quien lo ayuda a recuperar su cuerpo físico.
El Mulo — Mikael Persbrandt (temporada 2) y Pilou Asbæk (temporada 3)
Aunque todavía no aparece de forma plena, su presencia se anticipa en las visiones de Gaal. Es una amenaza futura: un mutante con habilidades mentales que puede romper el plan de Seldon.
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