La renovación La Silla (The Chair Company) para su temporada 2 llegó antes del final de la primera entrega, algo poco habitual incluso para una plataforma que suele apostar a largo plazo. El anuncio se hizo en Nueva York, durante la presentación anual de HBO, donde Casey Bloys explicó que la serie superó todas las expectativas internas. La decisión se apoyó en datos sólidos: el promedio de 3,3 millones de espectadores por episodio la convirtió en la comedia debut con mejor rendimiento de la plataforma en años.
Para Robinson y Zach Kanin, creadores y productores ejecutivos, el anuncio marca la continuidad de un proyecto que combina humor absurdo con un personaje central que no encuentra forma de mantenerse al margen del caos. La Silla todavía no emitió su final de temporada, pero ya funciona como uno de los lanzamientos más consistentes del catálogo reciente de HBO.
La confirmación también incluye otras renovaciones: la temporada 4 de House of the Dragon, la segunda de El Caballero de los Siete Reinos y de I Love LA. En ese panorama, La Silla se impuso como la comedia más estable en audiencia y la mejor valorada por la crítica.

La Silla temporada 2: La comedia más vista de HBO
La decisión se explica por tres factores. El primero es el rendimiento. Con un promedio de 3,3 millones de espectadores en sus primeros episodios, la serie quedó por encima de todas las comedias recientes de HBO. Los ejecutivos la describieron como “la comedia debut más vista en la historia de la plataforma”, un dato que selló la continuidad sin necesidad de esperar el final de temporada.
El segundo factor es Tim Robinson. Su trabajo como creador y protagonista consolidó una base de seguidores que se amplió más allá del público habitual del humor absurdo. La Silla presenta a Ron Trosper, un empleado que, después de un episodio vergonzoso, decide investigar un posible entramado corporativo que lo supera desde todos los ángulos. Robinson interpreta a un personaje que avanza por impulso más que por método, y esa tensión sostiene buena parte del atractivo narrativo.
El tercer factor es el consenso crítico. La serie obtuvo un 100% de aprobación de especialistas, algo que HBO destacó en su comunicado oficial. Para una plataforma que viene ajustando su grilla de comedias, alcanzar un título con recepción unánime representa un activo de peso. Incluso antes del anuncio, el programa ya se ubicaba entre los más vistos de HBO Max en Estados Unidos, sólo por debajo de Smiling Friends e It: Welcome to Derry.
La renovación de La Silla llegó, entonces, como una consecuencia lógica: la serie funciona, expande audiencia y sostiene una marca autoral reconocible.

Reparto, dirección y la lógica interna de la serie
La primera temporada estableció un elenco que combina actores experimentados, figuras en ascenso y participaciones puntuales. Robinson encabeza el reparto junto a Lake Bell, Sophia Lillis, Will Price y Joseph Tudisco. Lou Diamond Phillips aparece en varios episodios como Jeff Levjman, una presencia que desplaza la historia hacia un territorio más incómodo y refuerza el costado conspirativo del relato.
La dirección quedó en manos de Andrew DeYoung y Aaron Schimberg, quienes trabajaron la puesta desde un registro sencillo pero preciso: ambientes laborales sin glamour, oficinas pequeñas, encuadres que subrayan la incomodidad del protagonista. Esa austeridad visual sostiene el tono del programa. Nada parece diseñado para relajar al personaje ni al espectador; cada situación cotidiana se convierte en una posibilidad de tensión, torpeza o exceso.
Robinson y Kanin, quienes ya habían colaborado en otros proyectos, organizaron la serie como una sucesión de desbordes controlados. Cada episodio retoma una línea narrativa mínima –el intento de Trosper por aclarar qué ocurrió en su oficina– y la estira hasta llevarla al límite del absurdo. Esa dinámica explica por qué la serie funciona incluso cuando la trama avanza muy poco. El interés está puesto en el modo en que el personaje enfrenta su entorno, no tanto en la resolución del misterio que lo impulsa.
La segunda temporada permitirá desarrollar ese esquema con mayor amplitud. HBO no adelantó detalles, pero el anuncio previo al final de la primera entrega sugiere que el centro de la historia seguirá siendo Trosper y su manera de interpretar cada obstáculo como si fuese parte de un plan oculto.

Qué esperar de la temporada 2 de La Silla
El contexto de producción también aporta una pista sobre lo que podría venir. Robinson y Kanin trabajan junto a HyperObject Industries, la productora de Adam McKay y Todd Schulman. Esa alianza permitió que la serie tuviera un respaldo sólido, tanto en recursos como en estrategia de lanzamiento. El hecho de que HBO continúe con el mismo equipo indica que la segunda temporada no buscará alterar su identidad.
Amy Gravitt, responsable de la división de comedias de HBO, subrayó que la serie encaja con la tradición del canal sin imitar sus modelos previos. El punto es importante: La Silla no replica el humor de Veep o de Barry, ni adopta la estructura episódica de otras producciones recientes. En cambio, avanza con un trazo más inestable, donde cada escena puede derivar en un exceso inesperado. Esa imprevisibilidad, combinada con la actuación de Robinson, funcionó como el principal motor de la serie.
La continuidad de esa lógica dependerá de la recepción del final de la primera temporada, que se emitirá el 30 de noviembre. Aunque no hay datos oficiales, la renovación anticipada deja entrever que la producción ya trabaja en los nuevos guiones. La serie tiene un margen amplio para experimentar: puede ampliar el grupo de personajes, reforzar la línea conspirativa o desplazar el conflicto hacia otros espacios del universo laboral del protagonista.
Por ahora, la información disponible muestra una señal clara: HBO considera que encontró una pieza estable dentro de su catálogo de comedias. La temporada 2 de La Silla llega, entonces, como extensión natural de un proyecto que se consolidó en pocas semanas y que todavía tiene margen para crecer sin necesidad de modificar su formato.



