Belén es la película que representará a Argentina en los Premios Oscar 2026. Su elección por la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas del país se da en medio de debates intensos sobre el apoyo estatal al cine y la autonomía creativa. El filme de Dolores Fonzi aborda un caso real tras un aborto espontáneo en Tucumán, y lo hace desde una mirada que combina justicia penal, vulnerabilidad y los efectos sociales de la criminalización.
El guion fue escrito por Fonzi junto con Laura Paredes, basado en el libro Somos Belén de Ana Correa. Además de los Oscar 2026, Belén también competirá por los Goya en 2026.
Belén retoma un episodio judicial que sacudió al país: una joven acusada penalmente luego de un aborto espontáneo, encerrada preventivamente, con una defensa que movilizó apoyos sociales. La película no se limita a reconstruir el proceso: explora el conservadurismo, la falta de contención, los miedos sociales, la incertidumbre médica y las consecuencias del estigma. En la película, Dolores Fonzi encarna a la abogada defensora Soledad Deza, lo que incorpora una perspectiva desde dentro del sistema de justicia.
Elegir Belén implica apostar por un cine que refleja conflictos sociales: injusticias militadas, silencios institucionales, formas de resistencia individual y colectiva. En el Festival de San Sebastián, la película fue ovacionada por el público durante siete minutos, lo que refuerza su capacidad de resonar en contextos internacionales.

El cine argentino en 2025: Contexto de crisis y resistencia
Mientras Belén toma la posta internacional, el cine nacional enfrenta una crisis marcada. En 2025, Argentina estuvo prácticamente ausente en Cannes: solo un corto y un largometraje rodado fuera del país representaron la industria local. Esa ausencia no apareció por casualidad, sino como consecuencia de recortes profundos en el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA).
Durante el gobierno de Javier Milei, el INCAA sufrió ajustes operativos. Se redujeron funciones, presupuestos y la capacidad de producir nuevas películas. En paralelo, el Colectivo de Cineastas denunció la centralización del poder en la presidencia del INCAA, eludir órganos de control y diseñar medidas sin consultas amplias al ecosistema audiovisual.
Uno de los golpes estructurales fue la paralización de aprobaciones de nuevos proyectos: según el informe del Espacio Audiovisual Nacional (EAN), en todo 2024 y lo que va de 2025 ninguna película nacional recibió aprobación de subsidio, récord crítico para la institución. Además, se produjeron despidos masivos dentro de la estructura del INCAA: unas 500 personas fueron despedidas, colapsando áreas clave como ENERC, la Cinemateca y administración central.
El festival de Mar del Plata, uno de los más relevantes de América Latina con estatus clase A, fue afectado: renuncias en la dirección artística y ajustes presupuestarios se precipitaron cuando el INCAA cambió sus políticas de participación y cobro de inscripción para cine nacional.
Aun así, hay zonas de resistencia. El BAFICI amplió su programación en 2025, con 116 películas argentinas proyectadas, y defendió su rol como espacio para contrarrestar la desfinanciamiento del INCAA por parte del gobierno nacional.
La elección de Belén frente al difícil presente institucional
La Academia de Cine argentina escogió Belén para competir por el Oscar 2026 a la Mejor Película Internacional tras un proceso de doble votación entre sus miembros, buscando legitimar el mecanismo de selección frente a tensiones internas del sector. Esa decisión pone foco en un cine de tema político y en una obra con expectativas de proyección internacional.
Algunos críticos podrían argumentar que Belén, por su perfil temático (derechos reproductivos, conflicto judicial), corre el riesgo de polarizar audiencias. Pero en el contexto local esa polarización es inevitable: el cine que no evita el conflicto se vuelve una apuesta por la visibilidad.
Además, la selección de Belén genera un contraste: obras más comerciales han contado con promoción indirecta del Gobierno. La película Homo Argentum, financiada en parte por el gobierno de derecha de Jorge Macri, tuvo auspicio implícito en actos del Ejecutivo, mientras que la política oficial para el cine independiente actuaba bajo recortes permanentes.
Si Belén logra ingresar entre las 15 películas preseleccionadas por la Academia de Hollywood –lista prevista para el 16 de diciembre–, abrirá otra etapa: competir por nominación definitiva, y con ello ofrecer un escaparate para la discusión argentina sobre justicia, género y cultura.
En este marco, Belén se presenta como una apuesta doble: artística y estratégica, en el filo entre resistencia cultural y visibilidad internacional.
 
				 
								


