Monstruo: De Ilse Koch a Adeline Watkins, cómo la serie cambia la historia real de Ed Gein

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Ryan Murphy vuelve con la temporada 3 de Monstruo, que transforma el caso real de Ed Gein en una reflexión sobre cómo la realidad se convierte en mito.

La temporada 3 de Monstruo llega a Netflix con una premisa más ambiciosa que sus predecesoras. Ryan Murphy e Ian Brennan, creadores de la serie, abandonan parcialmente la reconstrucción forense que caracterizó las entregas sobre Jeffrey Dahmer y los hermanos Menéndez para proponer algo diferente: un ejercicio narrativo donde los límites entre verdad histórica y la ficción cultural se vuelven borrosos. El resultado es una serie que no solo cuenta la historia de Ed Gein, sino que examina cómo su figura inspiró a personajes como Norman Bates, Leatherface y Buffalo Bill, transformando un caso criminal en materia prima del imaginario del terror moderno.

Ed Gein fue arrestado en 1957 después de que las autoridades descubrieran en su granja de Plainfield, Wisconsin, una colección de objetos fabricados con restos humanos: lámparas hechas con piel, cuencos tallados en cráneos, un cinturón de pezones. La mayoría de estos materiales provenían de tumbas que Gein había profanado, aunque también asesinó al menos a dos mujeres: Mary Hogan y Bernice Worden.

Un informe psicológico de 1957 señaló que tras la muerte de su madre Augusta, Gein intentó “recrearla” utilizando partes de cadáveres exhumados. Esta obsesión materna, junto con los detalles macabros del caso, convirtió a Gein en una figura central de la cultura del horror estadounidense.

Murphy y Brennan no ocultan su metodología: cualquier detalle no verificable, cualquier posibilidad que habite en la mente de Gein, es material válido para la serie. Esta decisión narrativa les permite especular libremente mientras se protegen de las críticas por distorsión histórica, una estrategia que amplía el margen de maniobra a la vez que diluye la responsabilidad documental.

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Suzanna Son como Adeline Watkins en Monstruo: La Historia de Ed Gein de Netflix

Monstruo: La Historia de Ed Gein | Quién fue Adeline Watkins

El caso más extremo de la libertad creativa de Monstruo es Adeline Watkins, interpretada por Suzanna Son. La Adeline histórica conoció a Gein y declaró en una entrevista que habían salido brevemente en distintos momentos de su vida. Después se retractó, aclarando que sus palabras habían sido exageradas y que solo fueron al cine algunas veces.

La serie de Netflix transforma a esta figura probablemente marginal en una especie de Lady Macbeth que no solo alienta los crímenes de Gein, sino que participa activamente en ellos. En el episodio 5 de Monstruo, Adeline Watkins ataca a una persona en Nueva York tras reunirse con el fotógrafo de escenas de crimen Weegee, mientras su madre le revela que intentó abortar tirándose por las escaleras repetidamente.

Esta versión de Adeline Watkins cumple múltiples funciones en la serie: es objeto de deseo, cómplice, sociópata y personaje que dialoga directamente con Psicosis. Monstruo la presenta como una Marion Crane alternativa, espiada por Ed Gein del mismo modo que Alfred Hitchcock observa a Janet Leigh, y más tarde la muestra siendo asesinada en la ducha durante la proyección de Psicosis.

Que Murphy utilice para una de las escenas más icónicas del cine a Adeline y a Gein (Suzanna Son y Charlie Hunnam) en lugar del Norman Bates de la serie, es coherente con la lógica de Monstruo: no se trata de documentar sino de explorar cómo la verdad se transforma en mito cultural.

Monstruo: Los asesinatos de Evelyn Hartley y Henry Gein

Monstruo también atribuye a Gein crímenes que nunca fueron confirmados. Evelyn Hartley, una adolescente de 14 años que desapareció en 1953 mientras cuidaba a una niña, es presentada como víctima de Gein en un episodio particularmente violento donde él la secuestra, la encierra en su sótano y la mata con un martillo. Las autoridades descartaron a Ed Gein en este caso porque no encontraron rastros de Hartley en su propiedad, y Gein no era conocido por ocultar cuerpos.

La serie también sugiere que Ed Gein asesinó a su hermano Henry en 1944, aunque la muerte fue oficialmente atribuida a asfixia, y vincula a Gein con la desaparición de dos cazadores, Victor Travis y Raymond Burgess, en un crimen cometido con una motosierra, que habría funcionado como inspiración directa para el personaje de Leatherface en La Masacre de Texas. Ninguno de estos casos fue atribuido a Ed Gein.

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Leatherface en Monstruo: La Historia de Ed Gein de Netflix

La conexión entre Monstruo y La Masacre de Texas

El episodio 4 de Monstruo aborda la conexión entre Ed Gein con La Masacre de Texas a través del director Tobe Hooper, interpretado por Will Brill. La serie construye dos momentos de origen para la película: uno durante la infancia de Hooper, cuando escucha sobre Gein en una conversación familiar durante la cena, y otro en su vida adulta, cuando ve una motosierra en una tienda Montgomery Ward y fantasea con usarla para abrirse paso entre una multitud de compradores durante las rebajas navideñas.

La frustración de estar atrapado entre los cuerpos de desconocidos en un espacio comercial desencadena la visión: la herramienta como instrumento de liberación violenta. Después, durante el rodaje de La Masacre de Texas en 1974, Hooper incorpora conscientemente las historias sobre los trajes de piel de Gein en su diseño del personaje de Leatherface.

Hay algo de verdad en este material: Hooper reconoció públicamente que elementos del caso Gein influyeron en La Masacre de Texas, particularmente los detalles sobre objetos fabricados con restos humanos y la figura del asesino aislado en una zona rural.

La película, rodada con un presupuesto mínimo en Texas durante un verano sofocante, se convirtió en un fenómeno del cine independiente de terror. Pero La Masacre de Texas también abordaba la proliferación de desinformación mediática, el trauma colectivo de la Guerra de Vietnam y la descomposición de la familia estadounidense. El episodio de Monstruo reconoce estos temas brevemente –hay una mención a Vietnam, un plano del padre de Hooper discutiendo noticias– pero los subordina a la narrativa de Ed Gein como origen de Leatherface.

La serie está más interesada en trazar líneas directas de influencia que en examinar cómo el terror transforma su material. Hooper declaró en múltiples entrevistas que quería hacer una película que se sintiera como un documental sin serlo, que capturara la textura de lo real mientras contaba algo completamente fabricado.

La Masacre de Texas funciona precisamente porque no es la historia de Ed Gein: es una pesadilla texana con su propia lógica, sus propios ritmos, su propio sentido del colapso social. Leatherface usa máscaras de piel, sí, pero vive en una familia caníbal durante una crisis económica, rodeado de restos industriales y violencia generacional. El mundo de la película es más amplio y más extraño que cualquier caso criminal específico.

Lo que Monstruo: La Historia de Ed Gein quiere mostrar es el proceso creativo como traducción: cómo un detalle perturbador de un caso real se convierte en imagen, en personaje, en secuencia. La escena de Hooper viendo la motosierra y visualizando su uso violento funciona porque muestra el salto imaginativo que separa el crimen de su representación. Pero al enmarcar toda la génesis de La Masacre de Texas alrededor de Gein, la serie reduce una obra compleja a un simple acto de imitación, cuando en realidad Hooper estaba construyendo algo nuevo a partir de múltiples fuentes, ansiedades culturales y obsesiones personales.

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Tom Hollander como Alfred Hitchcock en Monstruo: La Historia de Ed Gein de Netflix

Monstruo: Alfred Hitchcock y la producción cultural del horror

La segunda vertiente de la temporada se concentra en cómo la figura de Ed Gein permeó la cultura popular, particularmente a través de Psicosis. Tom Hollander interpreta a Alfred Hitchcock como un director obsesionado con los límites morales que Gein cruzó, una lectura que Brennan impone sobre el material histórico sin demasiado respaldo.

La producción real de Psicosis está bien documentada: el film se basó en la novela homónima de Robert Bloch, inspirada libremente en Gein. Peggy Robertson, asistente de Hitchcock, descubrió el libro, y el director renunció a su salario para reducir el presupuesto y convencer a Paramount de financiar el proyecto.

Monstruo rompe completamente con la realidad en el episodio 2, cuando muestra a Hitchcock observando una proyección tumultuosa de Psicosis donde el público vomita y se desmaya, seguida de una recreación de la escena de la ducha con Charlie Hunnam y Suzanna Son en los roles de Norman y Marion. Esta versión incluye desnudez y violencia gráfica que no existen en el film original, marcando una distancia deliberada con la fuente.

Más problemático es el tratamiento de Anthony Perkins, interpretado por Joey Pollari. La serie introduce al actor haciendo crossdressing con su novio antes de comenzar el rodaje de Psicosis, estableciendo un paralelo entre su orientación sexual y la patología de Gein. Más adelante, lo muestra recibiendo sexo oral de su pareja mientras se observa en pantalla interpretando a Norman Bates.

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Ed Gein

Monstruo: El asesinato de Bernice Worden

La representación de Bernice Worden, la dueña de una ferretería de 58 años asesinada por Gein en noviembre de 1957, también se aleja radicalmente del registro histórico. La serie dedica una escena completa a un encuentro sexual imaginario entre Gein y Worden, donde él usa ropa femenina antes de tener relaciones con ella. Después la mata en la ferretería, y la sangre que brota de su cabeza es verde, subrayando la irrealidad de la secuencia. Es un intento de vincular temáticamente el asesinato con la sexualidad confusa de Gein y su obsesión materna, pero la elección de sexualizar a una víctima real resulta cuestionable incluso dentro de la lógica ficcional del programa.

Monstruo: Quién fue Christine Jorgensen

El episodio 7 de Monstruo introduce comunicaciones por radio entre Gein y dos figuras históricas: Christine Jorgensen, una de las primeras personas conocidas públicamente por someterse a cirugía de reasignación de sexo, y la criminal de guerra nazi Ilse Koch.

Jorgensen aparece como una alucinación mientras Gein, institucionalizado, intenta entender su tendencia al crossdressing. La serie la muestra cantando I Enjoy Being a Girl, canción que Jorgensen adoptó tras ver Flower Drum Song en 1957. En la conversación imaginaria, Gein intenta equiparar su experiencia con la de Jorgensen, quien lo rechaza categóricamente: “No creo que seamos parecidos en absoluto. Las personas transexuales raramente son perpetradoras de violencia. Es mucho más probable que seamos víctimas de violencia”. Es uno de los pocos momentos donde la serie establece límites claros a su relativismo moral.

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Vicky Krieps como Ilse Koch en Monstruo: La Historia de Ed Gein de Netflix

Monstruo: Quién fue Ilse Koch

Ilse Koch, esposa del comandante del campo de concentración de Buchenwald durante la Segunda Guerra Mundial, aparece a lo largo de Monstruo como inspiración para los crímenes de Gein. La serie sugiere que Adeline le dio a Gein el cómic real titulado The Bitch of Buchenwald, y que las atrocidades descritas allí –especialmente la fabricación de pantallas con piel humana– impulsaron su propia colección macabra.

La Ilse Koch histórica fue acusada en 1947 durante un juicio militar estadounidense en Dachau de múltiples crímenes de guerra, incluyendo la conversión de piel humana en objetos decorativos. Dos prisioneros testimoniaron haber visto cómo se fabricaban pantallas con piel, aunque cuando Buchenwald fue liberado se encontraron objetos hechos con piel humana sin que pudiera establecerse una conexión directa con Koch.

La serie coloca estas secuencias dentro de la mente de Ed Gein tras leer el cómic. Lo que Gein imagina sobre Koch no necesita ser real porque está explícitamente presentado como producto de material sensacionalista. Sin embargo, en el episodio 7 Monstruo abandona toda reconstrucción histórica cuando Gein contacta a Koch por radio momentos antes de que ella se suicide en prisión.

Koch efectivamente murió por suicidio en 1967, pero la conversación con Gein es ficción. Para entonces, la serie ha desdibujado tanto los límites entre alucinación y narrativa que resulta difícil distinguir qué se presenta como hecho histórico y qué como delirio del protagonista.

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Monstruo: La Historia de Ed Gein de Netflix

Ed Gein y el FBI

El episodio final de Monstruo: La Historia de Ed Gein es donde la serie abandona cualquier pretensión de contención. Happy Anderson, quien interpretó a Jerry Brudos en Mindhunter, regresa en el mismo rol. Brudos habla con dos agentes del FBI que representan a Holden Ford y Bill Tench, aunque aquí se llaman John Douglas y Robert Ressler, sus contrapartes reales. Anderson declara: “Destrocé mi parte de cuerpos cuando me enteré del tipo en Wisconsin que lo hizo”.

Después aparecen Richard Speck, Ted Bundy, Ed Kemper y Charles Manson, todos agradeciendo a Gein por inspirarlos. El episodio culmina con Ed Gein moribundo teniendo una visión de todos estos asesinos reunidos antes de subir la escalera de Psicosis hacia su madre mientras suena Owner of a Lonely Heart de Yes.

Es un final que sintetiza la propuesta de Monstruo: realidad, ficción y legado cultural fusionados en una visión que desafía cualquier categorización simple. Murphy y Brennan no están interesados en la precisión documental sino en cómo un hombre y sus crímenes se convirtieron en mitología. El problema es que esta libertad narrativa tiene consecuencias. Sexualizar a víctimas reales, conectar la orientación sexual de Anthony Perkins con la patología de un asesino, o transformar a una conocida casual de Gein en su cómplice no son decisiones artísticas neutras. Son elecciones que distorsionan vidas reales en nombre de la coherencia temática.

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Charlie Hunnam como Ed Gein en Monstruo: La Historia de Ed Gein

La serie Monstruo como comentario sobre la ficción de la realidad

Monstruo: La Historia de Ed Gein funciona mejor cuando reconoce explícitamente su artificio, como en las secuencias de Ilse Koch enmarcadas dentro del cómic que Gein lee, o en la sangre verde que brota de Bernice Worden. Ahí la serie admite que está construyendo una versión de los hechos, no documentándolos. El problema surge cuando esa distinción se vuelve borrosa, cuando la especulación se presenta con la misma autoridad narrativa que los hechos confirmados.

¿Importa si Evelyn Hartley fue asesinada por Gein? La serie sugiere que no, que lo relevante es cómo esa posibilidad alimenta nuestra fascinación con el horror. Pero sí importa, especialmente para las familias de las víctimas reales y para cualquier entendimiento serio de cómo la violencia real se diferencia de su representación.

La temporada 3 de Monstruo es menos una biografía que un ensayo visual sobre cómo los crímenes se convierten en entretenimiento. Es consciente de su propio papel en ese proceso, pero esa conciencia no la absuelve de participar en él. Murphy y Brennan han construido una temporada que reflexiona sobre la violencia ficcionalizada mientras la practica, una paradoja que define tanto sus ambiciones como sus limitaciones.

DISPONIBLE EN NETFLIX.

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