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El Mariscal de la Cocaína: La docuserie de Prime Video y la historia real de Owen Hanson

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El Mariscal de la Cocaína cuenta cómo un quarterback universitario pasó de suplente en la liga de fútbol americano a socio del cartel de Sinaloa.

El Mariscal de la Cocaína, la serie documental de Prime Video, cuenta una historia improbable: la de un joven deportista de California que terminó en el corazón de un negocio global de narcotráfico. Owen Hanson fue suplente en el equipo de fútbol americano de la Universidad del Sur de California a mediados de los años 2000. Su paso discreto por el deporte no anticipaba lo que vendría: un ascenso en el mundo de las apuestas ilegales, el contacto con el cartel de Sinaloa y un rol clave en operaciones de tráfico de cocaína en Estados Unidos y Australia.

La docuserie presenta testimonios de familiares, policías, periodistas y del propio Hanson desde prisión. Lo que aparece es un relato de ambición y adaptación: un jugador universitario terminó aplicando sus habilidades sociales y su capacidad de conexión a un negocio ilícito que le generaba millones de dólares diarios. El apodo que da título a la serie, El Mariscal de la Cocaína, resume esa transformación: de estraga deportivo a estratega del crimen organizado.

El Mariscal de la Cocaína y sus orígenes en el deporte

Hanson creció en Redondo Beach, California, y destacó primero en vóley. Sus resultados le abrieron puertas en distintas universidades, hasta llegar a la USC en 2004. No fue reclutado, sino que entró por prueba abierta: un gesto de persistencia que lo llevó a integrar el equipo que ganó el campeonato nacional contra Oklahoma en 2005. Apenas jugó, pero construyó reputación como alguien dispuesto a resolver problemas y a moverse con soltura en cualquier ambiente.

En paralelo, empezó a importar esteroides desde Tijuana para ganar ventaja física. Esa práctica, que al principio parecía un recurso individual, derivó en un negocio informal dentro del equipo. Su rol de mariscal suplente se complementaba con un lugar menos visible: proveedor de sustancias. El tránsito entre deporte y drogas se produjo con naturalidad, y sentó las bases de lo que vendría.

Cuando la crisis de 2008 golpeó sus planes de trabajar en bienes raíces, Hanson se volcó a las apuestas deportivas. Su red de contactos creció y lo acercó a clientes poderosos. Allí comenzó la transición definitiva: de intermediario en un mercado local a participante en operaciones del cartel de Sinaloa.

El Mariscal de la Cocaína en Australia: cocaína y lavado de dinero

El vínculo con el cartel lo llevó a Australia, un mercado atractivo por los precios altos de la cocaína y la dificultad para mover dinero fuera del país. Hanson acumuló millones en efectivo en su departamento de Sidney, al punto de llenar gabinetes y hasta el lavavajillas con billetes. La pregunta era cómo sacar ese dinero.

Su primera estrategia fue peculiar: esconder lingotes de oro en suelas de botas Ugg y enviarlas a Estados Unidos. Calculaba que podía lavar entre 100.000 y 150.000 dólares al día. Pero con ingresos de millones, el método quedaba corto.

En 2011 recurrió a Robert Cipriani, conocido como Robin Hood 702, apostador de Las Vegas. Bajo el alias Junior DeLuca, le propuso jugar grandes sumas en casinos australianos y luego cobrar el dinero en Estados Unidos. Según Hanson, la primera operación resultó: 1,5 millones de dólares blanqueados en 48 horas. La segunda fue un desastre: Cipriani perdió 2,5 millones en el casino y la relación se volvió violenta.

El conflicto derivó en amenazas y episodios de intimidación, que incluyeron ataques simbólicos contra la familia de Cipriani. Mientras tanto, la policía australiana comenzaba a conectar a DeLuca con la identidad real de Hanson. Un socio suyo fue detenido con una valija con más de 700.000 dólares, y el cerco se estrechó.

Deudor del cartel y expansión en Estados Unidos

Con deudas millonarias con su jefe, conocido como El Jefe, Hanson aceptó un nuevo acuerdo: trabajar en Estados Unidos y destinar todas las ganancias al pago pendiente. Armó un equipo con socios cercanos, entre ellos su amigo Giovanni “Tank” Brandolino, y logró sostener un circuito de tráfico rentable.

La operación funcionaba a gran escala. En ocasiones llegaba a generar un millón de dólares por día. Saldada la deuda, tuvo la oportunidad de retirarse. Eligió seguir. La tentación de mantener ese flujo de dinero lo llevó a profundizar su rol en la red, hasta convertirse en un engranaje esencial del negocio.

El 9 de septiembre de 2015, el ciclo terminó. El FBI, en cooperación con el IRS y la policía de Nueva Gales del Sur, lo arrestó en una operación que también alcanzó a más de veinte integrantes de su red. Cipriani, convertido en informante, había colaborado con la investigación. El Mariscal de la Cocaína veía derrumbarse su imperio.

El Mariscal de la Cocaína: Juicio, condena y liberación

En 2017, Hanson recibió una condena de 21 años por narcotráfico. La pena se redujo tras colaborar con la justicia australiana en un caso paralelo que involucró al abogado Michael Croke, acusado de obstrucción. Su cooperación permitió que la sentencia se acortara considerablemente.

En marzo de 2024 fue trasladado a una casa de transición, y en junio de 2025 obtuvo la libertad bajo supervisión. La historia de El Mariscal de la Cocaína cerraba un ciclo judicial, pero abría interrogantes sobre la capacidad de alguien con su perfil para reinsertarse en la vida pública después de un ascenso tan abrupto y una caída tan visible.

La docuserie de Prime Video muestra a Hanson reflexionando desde prisión, pero más allá de las declaraciones, su trayectoria revela cómo un deportista universitario, sin pasado criminal heredado ni contexto marginal, pudo transformarse en operador de un cartel internacional. Su principal activo no fueron las armas ni la violencia, sino la habilidad para relacionarse, detectar oportunidades y ocupar espacios vacíos en un negocio global.

El Mariscal de la Cocaína expone cómo la disciplina de un deporte de élite se transformó en recurso para gestionar redes ilícitas. Hanson no fue un capo tradicional: no nació en un contexto marginal ni heredó una estructura criminal. Lo que lo convirtió en pieza valiosa para el cartel fueron sus habilidades sociales, su red de contactos y su disposición a ocupar cualquier rol para mantenerse cerca del poder.

DISPONIBLE EN PRIME VIDEO.

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