Teléfono Negro 3: Todo lo que se sabe de la tercera entrega de Scott Derrickson

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Scott Derrickson planea cerrar el círculo del Grabber con Teléfono Negro 3, una entrega que podría llevar la saga al infierno o a una nueva generación.

Después del éxito de la secuela de Scott Derrickson, las preguntas sobre Teléfono Negro 3 aparecieron de inmediato. El final parecía cerrado: el Grabber había sido derrotado, los cuerpos de sus primeras víctimas hallados bajo el hielo, y Gwen y Finney finalmente en paz. Sin embargo, la historia dejó un resquicio: un teléfono que vuelve a sonar, una llamada que no sabemos de dónde viene.

Esa llamada es la que ahora suena para Derrickson. Aunque no hay confirmación oficial, el director ya habló sobre las condiciones que deberían cumplirse para que Teléfono Negro 3 exista. Y las ideas sobre la mesa son tan ambiciosas como inquietantes: desde un viaje al infierno hasta la expansión de los poderes de Gwen.

Teléfono Negro 3: El desafío de continuar una historia cerrada

Derrickson lo dijo con claridad: “No hay razón para hacer una secuela si no vas a intentar que sea mejor que la anterior.” La frase resume su posición ante el riesgo de convertir la saga en un producto repetitivo. Después de todo, Teléfono Negro nació como una historia autocontenida basada en un cuento de Joe Hill, y su secuela ya exigió ampliar el universo más allá de ese material.

Pero el éxito del segundo film –que tuvo una taquilla mundial de 105,790 millones de dólares (la original tuvo una recaudación total de 161,440,742)– hace inevitable pensar en una continuación. La pregunta no es si se hará, sino hacia dónde podría ir. Y las respuestas que circulan entre entrevistas, declaraciones y teorías de los fans delinean varios caminos posibles.

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Ethan Hawke como The Grabber en Teléfono Negro 2

El regreso del Grabber con nuevas víctimas

El escenario más directo imagina el regreso del Grabber, no ya como humano ni siquiera como simple espectro, sino como fuerza recurrente. Su derrota al final de Teléfono Negro 2 no implica su desaparición: el personaje podría reaparecer en el mismo campamento Lago Alpino, atormentando a una nueva generación de adolescentes.

Este camino transformaría al Grabber en una figura a lo Freddy Krueger: un villano capaz de regresar en distintas formas y tiempos, una pesadilla que se hereda. También permitiría mantener vivo el universo sin depender de Finney y Gwen, convirtiendo al asesino en el centro simbólico de la franquicia.

El viaje al infierno

La opción más audaz –y la que más entusiasma a Ethan Hawke– lleva la historia literalmente al infierno. Según contó el actor en una entrevista con Entertainment Weekly, su sueño sería explorar lo que ocurrió con el Grabber después de su caída: “Me gustaría conocerlo allí, en ese lugar al que pertenece. Que la tercera película sea un retrato de lo que se convirtió.”

La idea convertiría Teléfono Negro 3 en una especie de Inferno contemporáneo, un relato introspectivo sobre la naturaleza del mal. Permitiría abandonar la estructura de persecución y explorar el universo de condenación que Derrickson ya había insinuado en la segunda película. Sería, en definitiva, un retrato del monstruo desde dentro.

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Madeleine McGraw como Gwen en Teléfono Negro 2

Gwen Blake y la expansión de los poderes psíquicos

En Teléfono Negro 2, el foco se desplazó de Finney a Gwen, que descubrió que su don psíquico era una herencia de su madre. Una tercera parte podría desarrollar esa línea: Gwen como protagonista de una historia donde sus habilidades se convierten en un poder ambiguo, capaz tanto de sanar como de destruir.

Derrickson podría explorar los límites morales del don: ¿qué pasa si Gwen comienza a usarlo para alterar la realidad o intervenir en la vida de los demás? Esta versión pondría en juego el tema de la responsabilidad –una suerte de lectura sobrenatural del trauma– y permitiría transformar la saga en una reflexión sobre la fe, la culpa y el poder.

Nuevos demonios, mismo universo

Otro camino posible consiste en expandir el mundo de Teléfono Negro sin depender exclusivamente del Grabber. Si el infierno existe, como sugiere el segundo film, también pueden existir otras entidades. Finney y Gwen podrían enfrentarse a nuevos espectros, o incluso a humanos corrompidos por esas fuerzas.

Este enfoque transformaría la saga en un universo sobrenatural más amplio, una especie de El Conjuro moralizado, con los hermanos como nexos entre distintas historias de horror. La clave sería mantener la coherencia espiritual del tono: un terror centrado en el dolor humano, más que en el susto.

El paso del tiempo: Una nueva generación

Cuatro años separan la primera película de la segunda. Si Teléfono Negro 3 siguiera esa lógica, podría situarse varios años después, con los hermanos adultos y nuevas vidas en marcha. Finney podría tener hijos, Gwen podría dedicarse a investigar fenómenos paranormales o ayudar a otros niños con dones como el suyo.

El regreso del Grabber –o de algo que lo encarne– pondría en riesgo a esa nueva generación, repitiendo el ciclo familiar del mal. Esta opción permitiría conectar los temas centrales de la saga con un nuevo contexto: la idea de que los traumas no se eliminan, solo cambian de rostro.

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Bill Hickok y el origen de The Grabber

El origen de todo

El último de los posibles caminos es el más lógico para una trilogía: mirar hacia atrás. Teléfono Negro 3 podría ser una precuela centrada en los años de Wild Bill Hickok, el asesino antes del Grabber. La película podría explorar su infancia, su trabajo en el campamento y los crímenes que lo convirtieron en el monstruo que conocimos.

Esa historia ampliaría la mitología y daría sentido al tono de “leyenda maldita” que recorre las dos películas anteriores. También podría conectar con la madre de los Blake, Hope, cuya muerte marcó a la familia. Una precuela permitiría cerrar el círculo: del infierno al origen, del final al principio.

El plan de Derrickson: Sólo si puede ser mejor

Aunque las especulaciones son muchas, el propio Derrickson ha puesto una condición clara: solo filmará Teléfono Negro 3 si puede superar a las anteriores. En una entrevista con Variety, mencionó que muy pocas trilogías logran esa progresión y citó dos ejemplos: Evil Dead de Sam Raimi y La Noche de los Muertos Vivientes de George A. Romero.

La vara es alta, y el riesgo evidente. Pero Derrickson parece consciente de que la fuerza de su universo no está en el susto fácil, sino en el subtexto: el trauma, la fe, la herencia. Si el tercer film ocurre, deberá ofrecer algo más que un nuevo enfrentamiento. Deberá cerrar el arco emocional iniciado con la llamada del primer teléfono negro.

El futuro de Teléfono Negro

El éxito comercial y el interés de Blumhouse garantizan que Teléfono Negro 3 sea una posibilidad real. Lo que está en juego no es la existencia del proyecto, sino su sentido. Las dos primeras películas ya demostraron que el terror puede hablar del duelo y la esperanza, de los vínculos entre vivos y muertos.

Si la tercera parte logra llevar ese tema al límite –ya sea descendiendo al infierno, mirando hacia el pasado o hacia una nueva generación–, Teléfono Negro podría consolidarse como una de las sagas de horror más coherentes y personales del cine reciente.

Porque, como ya demostró Derrickson, el teléfono puede dejar de sonar, pero siempre hay alguien del otro lado esperando que alguien se atreva a responder.

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