Spike Lee insiste. Hace décadas que insiste con un cine que no pide permiso: un cine de rabia, de memoria, de raza, de un Estados Unidos descarnado. Un cine que golpea para que duela, para que importe. Y ahora, mientras el mundo gira cada vez más rápido hacia ninguna parte, Lee vuelve a insistir con Highest 2 Lowest (Del Cielo al Infierno), su reinterpretación del clásico High and Low de Akira Kurosawa.
Denzel Washington, en el papel de Toshiro Mifune, es ahora un magnate de la música negra. A$AP Rocky no es su chofer sino un rapero. Nueva York en lugar de Yokohama. El capitalismo norteamericano en vez del japonés. La narrativa sigue viva, se transforma.
Se dice que el plagio es la forma más brutal de la admiración. Pero en el cine existe algo mejor: la reinterpretación. Es un diálogo entre artistas a través del tiempo y el espacio. Es lo que hizo Luca Guadagnino con Suspiria de Dario Argento; Robert Eggers con Nosferatu; Sergio Leone cuando transformó Yojimbo en Por un Puñado de Dólares. Y es lo que ahora intenta Spike Lee con esta obra maestra del maestro japonés, un film fundamental para el género policial.
El primer tráiler de Highest 2 Lowest –coproducida por A24 y Apple– ya exhibe esa marca registrada que es el estilo de Spike Lee transpuesta a la historia de un hombre poderoso atrapado en una encrucijada moral. “Hay más en la vida que solo hacer dinero”, dice Washington en una voz en off que recorre todo el teaser. “Es integridad, es lo que representas. Es lo que realmente crees”.
La voz continúa, actualiza y reimagina la película para nuestra época enferma de redes, influencers y capital líquido: “¿Puedes manejar el caos? ¿Puedes manejar el dinero? ¿Puedes manejar el éxito? ¿Puedes manejar el fracaso? ¿Puedes manejar a los amantes? ¿Puedes manejar los memes?”. Lee no solo traslada la historia a su Nueva York multicolor, sino que la sumerge en nuestro presente digital, confuso, hipercomunicado, paradójicamente aislado.

Highest 2 Lowest: Spike Lee y el arte de la reinterpretación
Akira Kurosawa murió en 1998, a los 88 años, casi ciego pero aún dibujando escenas con el papel a centímetros de sus ojos. Un gigante del cine mundial cuya filmografía se lee como un catálogo de obras maestras: Rashomon, Los Siete Samuráis, Trono de Sangre, La Fortaleza Escondida, Yojimbo, Entre el Cielo y el Infierno (título internacional: High and Low), Dersu Uzala, Kagemusha, Ran. Un director que combinaba dos cualidades no siempre presentes en los directores: era un estilista visual y un humanista reflexivo.
High and Low (1962) nació de la adaptación de una novela policial de Ed McBain, algo inusual para un director japonés de la época. La trama: un empresario adinerado descubre que han secuestrado a un niño, pero no es su hijo –como creían los secuestradores– sino el hijo del chofer. La pregunta moral es demoledora: ¿vale lo mismo la vida de ese niño? ¿Arriesgaría su fortuna, su empresa, su futuro por el hijo de un empleado? El dilema ético que plantea Kurosawa alcanza su clímax en un plano donde se encuentran las miradas del magnate y el trabajador.
Ahora es el turno de Spike Lee. No es la primera vez que se mide con gigantes cinematográficos extranjeros: en 2013 adaptó la película de culto Oldboy del coreano Park Chan-wook. El resultado fue irregular, controvertido. A Lee no le importó. Siempre fue un director divisivo, uno de esos que filma desde las entrañas más que desde la cabeza. Lo que busca es sacudir, incomodar, forzar la empatía donde solo había prejuicios.
Highest 2 Lowest se estrenará en cines de Estados Unidos el 22 de agosto y llegará a Apple TV+ el 5 septiembre. Es Spike Lee en pantalla grande, como debe ser, y luego en streaming, como impone la época.
El título Highest 2 Lowest, en lugar de High and Low, ya indica una intervención, un comentario, casi un manifiesto. Spike Lee utiliza ese 2 en vez del to: lenguaje digitalizado, código contemporáneo para hablar de las distancias sociales que Kurosawa ya exploraba en 1962. Pero ahora esas distancias son más obscenas, más evidentes en cada esquina de Nueva York donde conviven el lujo más ostentoso y la pobreza más cruda.
El High de Kurosawa era literal: el empresario vivía en una mansión en lo alto de una colina, desde donde se veía la ciudad industrial. El Highest de Lee sugiere que ya no hablamos de alturas razonables sino de elevaciones absurdas o de la mejor marihuana del mercado. En todo caso, el 1% del 1%. Los nuevos dioses. Los intocables.

Highest 2 Lowest: Spike Lee y la sombra de Kurosawa
Esta no es la primera vez que alguien intenta rehacer High and Low. Martin Scorsese lo intentó con un guion de David Mamet, pero el proyecto se cayó. El fantasma de Kurosawa es difícil de conjurar. ¿Logrará Spike Lee lo que otros no pudieron? ¿Podrá traer a Kurosawa al presente sin perder la esencia moral del original? ¿Conseguirá Denzel Washington, a sus ya casi 70 años, encarnar esa lucha interna con la misma intensidad que Mifune?
Spike Lee tiene 67 años y una carrera que abarca desde She’s Gotta Have It (1986) hasta Da 5 Bloods (2020). Ha filmado sobre la raza, sobre Malcolm X, sobre el control de armas, sobre la violencia negra contra negros, sobre la Marcha del Millón de Hombres, sobre las cuatro niñas asesinadas en un atentado en Alabama, sobre el verano de Sam, sobre el 11 de septiembre. Ha filmado documentales, películas de género, películas experimentales. Ha celebrado, ha denunciado, ha provocado.
El cine de Spike Lee es imperfecto porque busca la verdad, no la perfección. Sus películas tienen la textura rugosa de la vida, no el pulido esmaltado de Hollywood. Aún en sus trabajos por encargo –como Inside Man– deja su huella, su mirada, su rabia contenida.
Con Highest 2 Lowest, Lee retoma un tema que atraviesa toda su filmografía: la desigualdad. Ya no es solo entre razas sino entre clases sociales. El capitalismo como sistema moral –o inmoral–. El dinero como medida del hombre.

Highest 2 Lowest: Un retrato del capitalismo tardío
La pregunta que plantea Kurosawa en 1963 sigue siendo actual, pero Lee la amplifica para nuestra época: ¿qué valen nuestras convicciones cuando está en juego todo lo que tenemos? ¿Cuánto cuesta realmente la integridad en un mundo donde todo tiene precio? ¿Sigue existiendo la integridad o es solo otra marca registrada, otro eslogan vacío en la era del capitalismo emocional?
Si Kurosawa utilizó Yokohama –un puerto industrial– como telón de fondo para su exploración del Japón de posguerra, en Highest 2 Lowest Spike Lee utiliza Nueva York como microcosmos de un Estados Unidos dividido, polarizado, siempre al borde de la ruptura.
La cuestión es si logra, con esta adaptación, lo que consiguió con obras como Malcolm X o Do the Right Thing: desafiar, incomodar, plantear un debate moral que continúe después de que terminen los créditos.
“Quítame a mí, resta las películas, y el resultado es cero”, dijo una vez Kurosawa. Spike Lee podría decir lo mismo. Son cineastas que existen a través de su obra, que respiran a través de sus películas. Highest 2 Lowest será un nuevo capítulo en ese diálogo entre dos maestros que nunca se conocieron pero que comparten la misma obsesión: usar el cine para hacernos mejores, para hacernos pensar, para hacernos sentir el peso de nuestras decisiones morales.
En tiempos donde el cine parece cada vez más una fábrica de contenido y menos un arte, donde las películas se consumen y se olvidan con la misma rapidez, donde los algoritmos deciden qué vemos y qué no, el cine de Spike Lee sigue siendo un acto de resistencia. Un puño cerrado en alto.
Mirá el tráiler de Highest 2 Lowest a continuación:
 
				 
								


