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Dune: Todas las adaptaciones de la novela al cine y televisión

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Películas fallidas, series olvidadas, epopeyas incompletas: Dune fue adaptada muchas veces y comprendida pocas. Esta es la historia de un universo que nunca se deja filmar del todo.

Muchos relatos están ambientados en el futuro de la humanidad, pero pocos han llegado tan lejos como Dune de Frank Herbert. La novela es considerada la más grande e influyente historia de ciencia ficción de todos los tiempos. Una epopeya llena de traición política, ecología y liberación mesiánica, que la convierte en una ópera espacial increíble, profunda y compleja.

Se han realizado varios intentos para adaptar Dune a la pantalla a lo largo de los años, pero pocos han visto la luz. Hasta la fecha, ha habido tres adaptaciones centrales de la novela de Herbert: la película de David Lynch, estrenada en 1984, las dos miniseries de la trilogía lanzada en SyFy y la próxima adaptación de Denis Villeneuve, que incluirá dos películas y una serie de HBO Max.

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La utopía lisérgica: Dune de Alejandro Jodorowsky

Dune de Alejandro Jodorowsky

Sin embargo, varios proyectos de filmar el libro fracasaron, a pesar de que en muchos casos hubo excelentes directores o productores involucrados en su desarrollo. Algunos de estos proyectos sin hacer son legendarios.

La primera producción planificada de Dune provino de Arthur P. Jacobs y su compañía, Apjac International. Si bien este nombre puede no ser tan conocido hoy en día, Jacobs fue uno de los productores de películas más exitosos de la industria, con las cinco películas originales de El Planeta de los Simios (la primera realizada en 1968) y Midnight Cowboy (1969), entre otros títulos clásicos. Jacobs fue una de las figuras clave del éxito de la ciencia ficción en esa época, lo que lo convirtió en un talento prometedor para darle vida al libro de Herbert.

Sin embargo, la tragedia golpeó a esta producción. En 1973, durante las primeras etapas de planificación, Jacobs murió de un ataque cardíaco, lo que detuvo el proyecto en el camino. Tras la muerte de Jacobs, Apjac International vendió los derechos a Jean-Paul Gibon después de que el cineasta Alejandro Jodorowsky expresara su interés en adaptar Dune, aunque nunca había leído el libro. 

Jodorowsky quería hacer la película después de tener una epifanía. A partir de ahí, el director de El Topo planeó una película que sonaba a la vez desconcertante para la mente y del todo imposible de vender a una audiencia masiva.

Jodorowsky pensaba contratar personajes excéntricos, incluidos Salvador Dalí como el Emperador, Orson Welles como Baron Harkonnen y Mick Jagger como Feyd. Pink Floyd se encargaría de la banda sonora, mientras que los artistas HR Giger y Moebius crearían la estética de la película, con Dan O’Bannon a cargo de los efectos. La película habría durado más de 14 horas.

Finalmente, el proyecto se vino abajo debido a lo costosa que se volvió la preproducción y lo imposible que sería vender una película de 14 horas. La historia detrás de esta adaptación se convirtió en el tema del excelente documental premiado llamado Jodorowsky’s Dune. Giger y O’Bannon colaboraron más tarde en otra película de ciencia ficción histórica: Alien, de Ridley Scott

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Kyle MacLachlan como Paul Atreides en Dune de David Lynch

La adaptación de Dune de David Lynch

Cuando Dino De Laurentiis finalmente adquirió los derechos de Dune, buscó a Ridley Scott para dirigir la película. De Laurentiis había encargado previamente a Frank Herbert que hiciera el guion para la adaptación, que Scott y el escritor Rudy Wurlitzer luego reescribieron. El plan de Scott era dividir la película en dos mitades, ya que el libro era demasiado largo para adaptarse de una vez. Su principal influencia fue la película histórica La Batalla de Argelia (Gillo Pontecorvo , 1966). Pero el hermano de Scott murió durante las primeras etapas de planificación, y al darse cuenta de que no podría cumplir con el compromiso, Scott entregó el guion y se puso a trabajar en un proyecto más pequeño: Blade Runner.

De Laurentiis finalmente contrató al joven cineasta David Lynch para hacer Dune. Lynch escribió su propia adaptación, a pesar de no tener un gran interés por la ciencia ficción como género. Una versión de su película fue lanzada en 1984. Lynch nunca tuvo su corte final.

En 1984 llegó a los cines la primera adaptación de Dune dirigida por David Lynch. Esta pieza fue un desastre crítico y de taquilla. Lynch ha hablado sobre las fallas de su adaptación, afirmando que el proceso fue “75 por ciento una pesadilla” y una experiencia que aún lo atormenta. Debido a esta experiencia ha declarado que ni siquiera tiene la intención de ver la versión de Denis Villeneuve. Aunque ha sido un fracaso en muchos niveles, la versión de Lynch alcanzó estatus de culto como película de ciencia ficción. 

Los problemas de la adaptación son abundantes, pero son dos los factores que la determinaron: Lynch no obtuvo su propio corte, ya que el estudio intentó darle sentido a la visión del director sin su participación, y en segundo lugar, Lynch simplemente no encajaba con el material original. 

La novela Dune es inmensa, complicada y precisa. El autor Frank Herbert inundó sus libros en conceptos filosóficos muy específicos que intentaba transmitir, tornando a su obra densa para el común de la gente. Y aunque, Lynch es un cineasta que se deleita en las imágenes metafóricas y subconscientes, la colisión de ambos estilos produjo una película torpe y confusa, que dependía demasiado de la voz en off. El corte final se presentó como una historia de héroe estereotipada similar a Star Wars, pero no es en absoluto de lo que se trata Dune.

El corte original de Lynch duraba casi cuatro horas, pero el corte cinematográfico y el extendido fueron mucho menos prolongados y muy diferentes de lo que Lynch pretendía. Si bien algunos fanáticos han intentado recrear una aproximación cercana a lo que Lynch quería, el director no ha expresado ninguna intención de volver a Dune

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Dune en televisión: la adaptación de Sy Fy de 2000

Las adaptaciones para televisión: Dune (2000) e Hijos de Dune (2003)

Años más tarde, SyFy convirtió los primeros tres libros de la saga en dos adaptaciones de miniserie extremadamente exitosas: Dune de Frank Herbert e Hijos de Dune. Ambos fueron muy elogiados por la crítica y el público. Parecía inevitable que el equipo continuara adaptando los libros posteriores, incluido el cuarto, Emperador Dios de Dune, con James McAvoy continuando su papel como el Emperador Dios Leto II.

El productor Richard P. Rubinstein poseía los derechos para adaptar los primeros seis libros de la franquicia, lo que significaba que, tras el éxito de las dos primeras adaptaciones, tenía la capacidad de seguir adelante. Bonnie Hammer, directora del entonces llamado Sci-Fi Channel, indicó que había planes para continuar con Dune como una serie semanal.

Si bien es imposible determinar por qué el canal nunca cumplió con estos planes, es posible que fusión entre NBC y Universal Television, que cambió el enfoque de Hammer al canal, contribuyó a que SyFy modificara sus prioridades. Finalmente, perdió los derechos de adaptación.

Paramount compró los derechos de Dune en 2008. Su película, una colaboración entre el productor Kevin Mishner y Richard P. Rubinstein de SyFy, tenía como objetivo crear la adaptación más fiel y completa de los libros. Brian Herbert y Kevin J. Anderson, quienes escribieron varias novelas en la saga después de la muerte de Frank Herbert, fueron contratados como consultores.

Su elección para dirigir fue Peter Berg (Friday Night Lights), quien finalmente dejó el proyecto para dirigir el fracaso de ciencia ficción Battleship. Paramount contrató en su lugar al director de Taken, Pierre Morel, pero los planes para Dune finalmente se vinieron abajo en 2011.

Cinco años después, Legendary Pictures se aseguró los derechos y contrató a Villeneuve para crear una nueva adaptación para cine y televisión.

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Timothée Chalamet como Paul Atreides en Dune 2

La trilogía Dune de Denis Villeneuve (2021- )

Denis Villeneuve ha tenido más espacio para contar la enorme historia que engloba Dune en tres películas, en lugar de una. Narrar una historia extensa con lenguaje e ideas complejas en dos partes ayudará a Villeneuve a evitar el mayor problema de la versión de 1984, su falta de dirección.

En la superficie, la narrativa cae sobre Paul Atreides vengando a su familia que se convierte en un mesías en el proceso, cuando Herbert deja en claro que esto no es necesariamente algo bueno. Warner Bros. está totalmente de acuerdo con la decisión del director de filmar las dos mitades del libro por separado. Y esto ha sido muy acertado de parte del estudio, ya que toda epopeya necesita una cantidad significativa de tiempo para florecer, y Dune no es la excepción. 

Villeneuve también promete ser fiel a la visión y los temas ecológicos de Herbert, sintiendo que la novela tiene preocupaciones pertinentes sobre la preservación del planeta. “Por eso creo que Dune, este libro, fue escrito en el siglo XX”, explicó Villeneuve: “Era un retrato lejano de la realidad del petróleo y el capitalismo y la explotación, la sobreexplotación, de la Tierra. Hoy, las cosas están simplemente peor. Es una historia sobre la mayoría de edad, pero también un llamado a la acción para los jóvenes”.

Fanático de la novela original, Villeneuve saltó a la fama a lo largo de los años con películas aclamadas por la crítica como Blade Runner 2049 (2017), Arrival (2016) y Sicario (2015). Su remake cuenta con un elenco impecable encabezado por Timothée Chamelet, Oscar Isaac, Rebecca Ferguson, Zendaya, Jason Momoa, Javier Bardem y Stellan Skarsgard.

No está claro cuánto de esto se incluirá en la adaptación de Villeneuve, pero su intención era que su Dune fuera una exploración del poder del cambio. Este sentimiento está muy en línea con el libro de Frank Herbert. Utiliza a Paul para transmitir el mensaje de que la gente no debe esperar a ser salvada, que las figuras salvadoras son peligrosas. Dune está destinada a inspirarnos a que tomemos la iniciativa para salvarnos a nosotros mismos.

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Travis Fimmel como Desmond Hart en Dune: La Profecía

Dune: La Profecía (2024)

Dune: La Profecía, la precuela televisiva creada por Diane Ademu-John y producida por Legendary TV, se sitúa 10.000 años antes del nacimiento de Paul Atreides y de los acontecimientos de las películas de Denis Villeneuve, pero no puede entenderse sin ellas. Su existencia, de hecho, es el eco narrativo de un fenómeno cinematográfico que revitalizó la mitología de Frank Herbert con precisión estética y ambición geopolítica. La serie funciona como un ancla temporal y conceptual que busca explicar cómo se sembraron las semillas del Imperio, de las casas nobles y, sobre todo, de la orden más enigmática del universo conocido: las Bene Gesserit.

Concebida originalmente en paralelo al desarrollo de Dune (2021), La Profecía fue anunciada como parte del plan transmedia de Legendary para expandir el universo en múltiples plataformas. Su desarrollo fue turbulento: el showrunner original, Jon Spaihts (guionista de Dune), abandonó el proyecto para concentrarse en las secuelas cinematográficas; la primera directora, Johan Renck (Chernobyl), también se alejó. Ademu-John tomó las riendas, reescribió parte del proyecto y construyó una historia centrada en dos hermanas Harkonnen: Valya y Tula, y su influencia en la hermandad que, siglos después, marcará en los destinos de emperadores, mesías y planetas enteros.

La conexión genética con la Casa Harkonnen no es casual: la serie intenta rastrear el linaje del poder, de la manipulación y de la visión política de largo plazo, en la cual las Bene Gesserit se convierten en ingenieras sociales más que en brujas místicas.

Protagonizada por Emily Watson (Valya), Olivia Williams, Sarah-Sofie Boussnina y Travis Fimmel como Desmond Hart, Dune: La Profecía apuesta por una atmósfera más introspectiva y menos espectacular que la saga principal. Donde Villeneuve construyó un imperio de arena y fuego, la serie elige salones oscuros, intrigas palaciegas y tensiones religiosas gestadas en el silencio. La narrativa se desliza entre conspiraciones, formación doctrinal y los primeros experimentos de manipulación genética que culminarán, siglos después, con la figura del Kwisatz Haderach.

La recepción crítica fue dispar: algunos elogiaron su ambición temática, la solidez actoral de Watson y Williams, y su esfuerzo por escapar del espectáculo fácil. Otros criticaron su ritmo pausado, cierta rigidez tonal y el hecho de que la serie parece más interesada en establecer puentes con la franquicia que en construir un relato autónomo. Sin embargo, todos reconocieron el valor simbólico de una producción que, en lugar de mirar hacia adelante, se sumerge en las raíces filosóficas, religiosas y políticas de uno de los universos de ciencia ficción más complejos jamás creados.

A lo largo de medio siglo, Dune ha sido adaptada, soñada, frustrada y reinventada con obstinación casi maníaca. Cada intento –desde la ambición lisérgica de Jodorowsky, la estética geométrica de Villeneuve, pasando por la psicodelia fallida de Lynch, las limitadas pero fieles miniseries del Sci Fi Channel y las mujeres que gestan imperios en las sombras de Dune: La Profecía– ha revelado una parte distinta del texto original.

En el fondo, cada versión es apenas una interpretación parcial de un universo demasiado vasto para abarcarse en una sola obra. Por eso no hay una adaptación definitiva de Dune, porque Dune no es un relato, sino una estructura de pensamiento: sobre el poder, la fe, la memoria y la herencia.

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