Durante décadas, Dedos fue un enigma. En los cómics originales de Charles Addams aparecía como un ser extraño, nunca del todo mostrado: una extremidad que asomaba tímidamente, un apéndice que servía a la familia como cómplice doméstico. En la sitcom de los años 60, el misterio se convirtió en un gesto icónico: una mano que emergía de cajas o rincones para ayudar en lo cotidiano, sin que nadie preguntara demasiado de dónde venía.
La gracia estaba en eso: en no explicarlo. Dedos existía porque sí, como si la lógica no tuviera cabida en el universo Addams. Pero la temporada 2 de Merlina decidió hacer lo que ninguna otra adaptación había hecho: darle una historia de origen.
Merlina: Isaac Night, el cuerpo perdido de Dedos
Hasta Merlina, la biografía de Dedos era un secreto cómplice entre el público y la ficción. Nadie necesitaba saber cómo funcionaba ni de qué cuerpo se había desprendido. Era una criatura que no pedía explicaciones: estaba allí, con una vitalidad propia, sirviendo a Gómez, a Morticia y, sobre todo, a Merlina.
En la reinterpretación de Tim Burton, esa zona oscura se convierte en parte de la trama. Dedos ya no es solo un asistente fiel, sino también un ser con identidad, con dudas sobre su pasado y con el deseo de saber quién fue antes de ser únicamente una mano.
La respuesta llega en la temporada 2 de Merlina. Allí se revela que Dedos fue, en otro tiempo, parte de Isaac Night (Owen Painter), estudiante prodigio de la Academia Nunca Más, inventor brillante y mejor amigo de Gómez Addams en su juventud. Isaac es hermano de Francoise Galpin –la madre de Tyler– y carga con un destino trágico: su obsesión por construir una máquina capaz de librar a Francoise de la maldición de ser un Hyde.
Isaac necesitaba la electricidad de Gómez para poner en marcha su experimento. Lo que nunca le dijo a su amigo fue que la máquina reclamaría su vida como precio. La intervención de Morticia para salvar a Gómez hizo que el experimento fallara. La explosión que siguió selló el destino de Isaac: murió, pero de ese desastre emergió otra criatura.
Porque algo ocurrió en medio del estallido. La electricidad atravesó el cuerpo de Isaac y su mano derecha, cortada en el proceso, cobró vida propia. La serie sugiere que la combinación entre el poder de Isaac, la descarga eléctrica y la condición de Davinci –la versión outcast de telequinesis– generó lo imposible: una mano sin corazón ni cerebro que, sin embargo, late con voluntad propia.
Ese instante fundacional convirtió a Dedos –en inglés Thing, un anagrama de Night– en algo más que un apéndice: lo transformó en un ser autónomo, con personalidad, con memoria en blanco y con una nueva familia que lo recibiría sin preguntas.
Dedos: Un miembro más de la familia Addams
Gómez y Morticia nunca le contaron a Merlina el origen de Dedos. Para ellos, lo importante no era de dónde venía, sino quién era ahora. La mano no recordaba nada de su vida como parte de Isaac, y lo único que conoció fue la hospitalidad excéntrica de los Addams.
Así, Dedos se volvió parte de la familia como cualquier otro miembro. Su lealtad absoluta, su ingenio y hasta sus desplantes lo convirtieron en personaje entrañable. En Merlina es protector y cómplice, el lazo que une a la protagonista con los demás outcasts. Pero la temporada 2 de la serie abre la grieta: Dedos empieza a preguntarse por su origen, a quién perteneció el anillo con el fue adoptado. Incluso asiste incluso a un grupo de apoyo para partes del cuerpo desprendidas, en busca de respuestas.
Y entonces aparece Isaac Night, convertido en un zombie reformado. Reclama lo que considera suyo: la mano que una vez fue parte de su cuerpo. Para reconstruir su máquina y salvar a Francoise, necesita volver a unirse con Dedos, recuperar su poder: volver a ser un Davinci completo.
El reencuentro es ambiguo y cruel. Durante un momento, parece que Dedos perderá su autonomía, absorbido nuevamente por Isaac. Pero Merlina juega otra carta: la voluntad del personaje. Dedos resiste, lucha y termina arrancando el corazón mecánico que mantenía vivo a su antiguo dueño. Lo que podría haber sido una vuelta al pasado se convierte en una afirmación del presente: Dedos no es Isaac, no quiere serlo, y elige a los Addams como su verdadera familia.
Dedos en el final de la temporada 2 de Merlina
La escena del final de la temporada 2 de Merlina deja claro que Dedos ya no es una reliquia de otro cuerpo, sino una criatura con identidad propia. Para sellar esa emancipación, arroja el anillo que lo unía a Isaac –un símbolo de ruptura con un pasado que nunca eligió.
En ese gesto se condensa todo el sentido de su historia: de ser parte de un hombre que jugaba a ser dios, pasó a convertirse en un miembro querido de una familia que nunca necesitó razones para aceptarlo.
¿Por qué explicar lo que siempre había sido un misterio? Porque Merlina necesitaba darle a Dedos un papel que excediera la función de sirviente. Al otorgarle un pasado, la serie lo humaniza, lo convierte en alguien con dudas, traumas y elecciones.
La historia de origen de Dedos en Merlina rompe con la tradición de mantenerlo en la penumbra. Lo vincula a Isaac Night, lo sitúa en la tragedia de Nunca Más y lo resignifica como sobreviviente. Pero, al mismo tiempo, conserva lo esencial: Dedos sigue siendo un misterio, un personaje que escapa a la lógica y que, como los Addams mismos, encuentra en lo extraño su forma más pura de ser.
Al final, la historia no hace más que confirmar lo que ya sabíamos: Dedos no necesita un cuerpo para estar completo. Su hogar está en la mesa de los Addams, donde lo raro no se explica: se celebra.
DISPONIBLE EN NETFLIX.
