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Task: Fabien Frankel explica el final de Grasso y por qué no es una redención

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El actor analizó el final de Task y aseguró que el último acto de su personaje, Anthony Grasso, no lo absuelve de sus crímenes ni lo convierte en un héroe.

En el final de Task, la serie de HBO creada por Brad Ingelsby, Anthony Grasso (Fabien Frankel) protagoniza una de las secuencias más intensas: herido, ensangrentado y consciente de su condena, mata a Jayson para salvar a Maeve (Emilia Jones) y a los agentes que lo perseguían. El gesto podría parecer el comienzo de una redención, pero el propio Frankel lo niega.

“No hay nada redentor en eso. No lo exime de lo que hizo”, dijo el actor. “Sigue siendo responsable de todo”. En la última conversación entre Grasso y Tom Brandis (Mark Ruffalo), esa idea se vuelve explícita. Cuando Grasso pide penitencia, Brandis responde: “Nunca le di penitencia a nadie. La gente se castiga sola.”

El intercambio define el cierre del personaje y el tono moral de Task: no hay perdón fácil ni finales luminosos, solo el peso de las decisiones.

El final de Task: Grasso, el traidor que no busca absolución

Desde el inicio de Task, Grasso se mueve en el terreno ambiguo que caracteriza a los personajes de Ingelsby. Agente del FBI infiltrado en la organización criminal The Dark Hearts, su doble juego termina con la muerte de sus compañeros y de Lizzie Stover (Alison Oliver), su amante y colega. “Creo que se sintió mal desde el primer momento”, explicó Frankel. “No fue algo que hiciera a la ligera. Su madre estaba enferma, necesitaba dinero. Si hay un motivo para hacer algo moralmente dudoso, ese es: cuidar a tu familia.”

No se trata de justificarlo, sino de entenderlo. Grasso nunca se siente parte del grupo criminal ni se regodea en la traición. “Nunca lo vi como alguien del lado de los Dark Hearts. No me parecía que fuera su equipo”, dijo el actor. Su culpa es inmediata y, a medida que el plan se desmorona, se convierte en la fuerza que lo empuja a actuar.

Cuando, en el final de Task, dispara contra Jayson para salvar a Maeve, el acto no limpia su pasado. Es apenas una reacción desesperada, el último intento de poner orden en el caos que él mismo generó. “Intentó hacer lo correcto por lo que había hecho”, resumió Frankel, “pero no lo veo con la conciencia limpia.”

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Mark Ruffalo como Tom Brandis en el final de Task

La caída de Grasso y su conversación con Tom Brandi

Después del tiroteo, Grasso sobrevive y es internado en el hospital. Allí recibe la visita de Brandis, quien representa para él una figura casi espiritual. Ruffalo interpreta a un ex sacerdote convertido en agente del FBI, y su vínculo con Grasso funciona como un espejo moral.

“Para Grasso, enfrentarse a alguien que ha dedicado su vida a Dios es como enfrentarse a su propio destino”, explicó Frankel. “Cuando ese hombre, al que admiras, te dice que podés ser perdonado si lo pedís, es un momento muy poderoso. Te enfrenta a la realidad de tus actos.”

La escena evita la resolución complaciente. Fabien Frankel lo celebra: “La versión hollywoodense sería que Ruffalo le dijera: ‘Está bien, hermano, te perdono’. Pero Brad siempre elige el camino más difícil.” Ingelsby no ofrece consuelo: deja a los personajes con sus culpas, sin redención ni alivio.

Grasso: Un personaje marcado por la fe y la culpa

El arco de Grasso en Task está atravesado por la religión, no como doctrina, sino como conflicto interno. “Gran parte de lo que él enfrenta es su relación con Dios y con el catolicismo”, dijo Frankel. “Está en lucha con esa idea de perdón que le enseñaron, pero que no logra aplicarse.”

Esa dimensión espiritual se convierte en el verdadero motor de su historia. En el episodio siete, antes de entregarse, confiesa a su hermana su intención de asumir la culpa. “Se lo nota distinto en esa escena”, explicó el actor. “Tiene resolución. Sabe que va a entregarse, y que hacerlo es una forma de rendirse, de soltar el secreto que lo consume.”

Grasso no busca absolución, sino descanso. Ingelsby convierte esa rendición en un cierre coherente: la redención no llega por el heroísmo, sino por aceptar la responsabilidad. “Al menos, al entregarse, se libera del peso de la mentira”, dijo Frankel. “Esa es su forma de rendirse.”

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Fabien Frenkel como Anthony Grasso en el final de Task

Fabien Frankel y la construcción del personaje

El actor recordó sus primeras charlas con Ingelsby en Filadelfia. “Nos juntamos a cenar, tomamos vino y él me contó el esquema general de la historia. No me dijo cómo terminaba, pero esa noche me mandó los siete episodios. Los leí en el tren y lo llamé al día siguiente gritando por todo lo que pasaba.”

Frankel destacó la precisión con que Ingelsby y el director Jeremiah Zagar retrataron el entorno social de Task: “Ambos son de Filadelfia. Entienden cómo respira esa ciudad. Siguiendo su instinto, todo encajaba.”

Sobre su relación con Alison Oliver, explicó que la química entre Grasso y Lizzie fue inmediata: “Desde la primera escena hay algo familiar entre ellos, como si se conocieran de otra vida. Los dos vienen de familias sin dinero, y el trabajo en la policía les da un propósito.” Su muerte, dijo, “es el punto de quiebre del personaje”, el momento en que Grasso comprende que ya no hay retorno.

La tragedia como forma de comprensión

En Task, los personajes no son castigados ni redimidos: son observados en el momento exacto en que se enfrentan a lo que son. Grasso lo hace al final, cuando deja de huir y acepta las consecuencias. “No hay redención, pero hay rendición”, resume Frankel.

El cierre del personaje encaja en la lógica moral de la serie: el perdón no se otorga, se busca. Y, a veces, no se encuentra. Grasso sobrevive, pero la herida permanece abierta, como la serie misma, que deja sus preguntas sin clausura.

DISPONIBLE EN HBO MAX.

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