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La Silla: La nueva comedia que rompe récords de audiencia en HBO

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La Silla se convirtió en el mejor estreno de comedia de HBO en cinco años, con Tim Robinson al frente de una historia sobre la paranoia contemporánea.

La Silla (The Chair Company) debutó con 1,4 millones de espectadores en sus primeros tres días, sumando las transmisiones por HBO y HBO Max. Es la cifra más alta para una comedia de la cadena en más de cinco años, desde el lanzamiento de Avenue 5 en 2020. El dato no solo consolida el regreso de Tim Robinson al formato largo después de I Think You Should Leave, sino que también reafirma la vitalidad del género como espacio de riesgo dentro del catálogo de HBO.

Robinson interpreta a William Ronald Trosper, un arquitecto que pierde el control de su vida después de un incidente menor durante una presentación de trabajo. El accidente –una silla que se rompe en el peor momento posible– desencadena una serie de obsesiones y teorías conspirativas. Con ese punto de partida, La Silla construye una sátira sobre la ansiedad moderna y la manera en que internet amplifica el desconcierto.

La respuesta de la audiencia superó las expectativas del canal. Según HBO, La Silla se ubicó entre los tres mejores estrenos de comedia en la historia de HBO Max, junto a And Just Like That y Nuestra Bandera Significa Muerte.

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Tim Robinson como Ron Trosper en La Silla de HBO

La Silla: La comedia más vista de HBO en 5 años

En la última semana, La Silla se mantuvo entre los títulos más vistos de HBO junto a producciones como Peacemaker, Task, El Maravillosamente Extraño Mundo de Gumball, Debanhi ¿Quién Mató a Nuestra Hija? y Twisted Metal. La lista refleja la amplitud de la oferta actual del canal: del humor incómodo de Tim Robinson al espectáculo de acción, la animación absurda y el thriller documental. En ese contexto diverso, el éxito de La Silla confirma que aún hay espacio para una comedia que no busca el exceso ni la nostalgia, sino el retrato preciso de un desconcierto cotidiano.

En los últimos años, HBO consolidó una línea de comedias que exploran lo contemporáneo desde distintos registros. Barry llevó la violencia al terreno del absurdo existencial; El Ensayo transformó la incomodidad en experimento emocional; White Lotus exploró las tensiones de clase con ironía; y Curb Your Enthusiasm cerró su recorrido como retrato definitivo del ego moderno. En ese panorama, La Silla ocupa un lugar singular: combina la incomodidad de lo cotidiano con la paranoia digital, construyendo una comedia donde un incidente mínimo puede desencadenar una crisis total.

La serie combina el tono físico del humor de Robinson con un ritmo narrativo más contenido, donde el absurdo emerge de lo cotidiano. La dirección de Andrew DeYoung elige espacios neutros, oficinas y suburbios beige, para acentuar la sensación de vacío que rodea al protagonista. Esa neutralidad visual se convierte en parte del relato: un mundo donde nada parece tener relieve, y donde cada detalle adquiere un peso desproporcionado.

La Silla encuentra su fuerza en ese contraste. No se apoya en el chiste rápido ni en la exageración, sino en el deterioro progresivo del personaje principal. La comedia surge de la incomodidad, del modo en que una mínima vergüenza pública puede transformarse en catástrofe emocional. Robinson utiliza ese desajuste para hablar del presente: un tiempo donde todo puede volverse un trauma reproducible en video.

Con ocho episodios, la serie sigue la espiral paranoica de Ron mientras intenta rastrear el origen del fallo en la silla. Lo que comienza como un gesto de orgullo profesional se transforma en una obsesión que lo enfrenta con la maquinaria digital. En su intento por encontrar respuestas, se hunde en foros, algoritmos y sospechas que reflejan su propia ansiedad.

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Ron Trosper, el hombre sin atributos de La Silla de HBO

La Silla: El regreso de Tim Robinson

Tim Robinson coescribió La Silla junto a Zach Kanin, su colaborador habitual en I Think You Should Leave y Detroiters. El resultado mantiene el tono de extrañeza que caracteriza su trabajo, pero lo expande hacia un relato más sostenido. El formato episódico permite que el humor se despliegue con tiempo, que los gestos pequeños adquieran peso dramático y que la incomodidad se acumule hasta volverse insoportable.

El elenco incluye a Lake Bell como Barb, la esposa del protagonista, Sophia Lillis como su hija Natalie, y Lou Diamond Phillips y Jim Downey en papeles secundarios. Esa mezcla de intérpretes de distintas generaciones refuerza la tensión entre lo familiar y lo desconocido que recorre toda la serie.

HBO encontró en La Silla una manera de mantener su prestigio autoral sin renunciar al alcance masivo. En un contexto de competencia con plataformas que priorizan la velocidad sobre la identidad, el éxito de la serie confirma que todavía hay espacio para propuestas que combinan riesgo y popularidad.

La Silla no es solo una comedia sobre un accidente en la oficina. Es un retrato de la mente contemporánea, atrapada entre la racionalidad y la sospecha, entre la necesidad de entender y el miedo a no poder hacerlo. Robinson convierte esa tensión en su materia prima: el gesto de un hombre que, al intentar descifrar su entorno, descubre que lo ha perdido todo.

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