Chris Pratt amplía su perfil profesional. Más allá de sus roles icónicos frente a cámara, el actor acaba de ser anunciado como productor ejecutivo de God’s Country, una nueva serie de comedia negra en desarrollo para Amazon MGM Studios. Creada por John Owen Lowe –hijo de Rob Lowe y creador de la serie Unstable– y con guiones a cargo de Samir Mehta (Bajo el Puente), la serie propone una mirada ácida, crítica y actual sobre los procesos de gentrificación que atraviesan el corazón profundo de los Estados Unidos.
Si bien el proyecto todavía se encuentra en una etapa temprana, la combinación de talentos involucrados y el concepto narrativo sugieren un posible punto de inflexión en la línea editorial de Amazon: una apuesta por ficciones más provocadoras, más políticas y con un tono híbrido entre el drama familiar clásico y la sátira corrosiva.

God’s Country: Una familia shakesperiana en medio del colapso territorial
La premisa de God’s Country es tan sencilla como cargada de resonancias: un patriarca inmobiliario, dueño de una fortuna construida sobre la especulación urbana, decide transformar un pequeño pueblo estadounidense en su próxima conquista empresarial. Pero el pasado de esa comunidad y los vínculos rotos que arrastra su familia amenazan con volverse en su contra.
Descrita como una historia “de raíces shakesperianas”, la serie se propone indagar en los conflictos de poder, herencia y ambición al interior de una familia marcada por su sed de control. El título remite de manera irónica a una noción de tierra prometida –el país de Dios– que será lentamente desmantelada a través de la comedia y la tragedia. En tiempos de crisis habitacional, fragmentación social y disputas territoriales, God’s Country asume el riesgo de narrar la historia del privilegio desde adentro, desnudando sus contradicciones con humor y crudeza.
Lowe y Mehta encarnan, a su vez, un cruce generacional y estilístico que podría enriquecer la propuesta. Mientras el primero proviene del terreno de la comedia ligera con toques personales (Unstable), el segundo ha trabajado en dramas densos como Fear the Walking Dead y Tell Me Lies. Esa tensión creativa puede ser la clave para lograr un tono equilibrado entre lo satírico y lo dramático.
Chris Pratt: Su nuevo rol como voz creativa
La participación de Chris Pratt como productor ejecutivo abre un nuevo capítulo en su vínculo con Amazon. Ya consolidado como estrella de acción y comedia –de Jurassic World a The Terminal List–, Pratt ahora se posiciona como una figura creativa interesada en las historias que se narran y en cómo se narran. Aunque no está confirmado su rol como actor dentro de la serie, su influencia detrás de cámara puede aportar matices de humor, ironía y timing narrativo al proyecto. Aunque sigue vinculado al MCU a través de el futuro de Star-Lord, su participación en God’s Country señala un giro hacia proyectos con mayor carga autoral y política.
God’s Country representa también un viraje en la imagen pública de Pratt, que ha sido objeto de múltiples debates sobre sus posturas políticas y su perfil personal. Esta serie, con su enfoque crítico hacia el poder económico y el modelo capitalista de ocupación del espacio, podría funcionar como una plataforma para redefinir su participación en la industria desde un lugar menos frontal y más ideológico.
Desde una perspectiva de mercado, Amazon apuesta a fortalecer su catálogo con ficciones originales que escapen del formato de consumo rápido. En esa línea, God’s Country se presenta como una serie que interpela la actualidad, no solo por su temática sino también por su tono y formato. No es menor que en un momento donde se retoman modelos de estrenos semanales, series como esta propongan una visión más lenta, más elaborada, más discursiva de la televisión.
God’s Country: Una comedia negra en tiempos de crisis inmobiliaria
El concepto de comedia negra –humor construido sobre situaciones graves, incómodas o directamente trágicas– se vuelve especialmente pertinente en este contexto. La gentrificación, fenómeno que transforma barrios populares en enclaves de élite expulsando a las clases trabajadoras, no es solo un proceso urbanístico: es un relato de exclusión que atraviesa las ciudades del siglo XXI.
God’s Country no será la primera serie en explorar ese conflicto, pero sí una de las pocas que lo hace desde la óptica del poder. En lugar de centrarse en quienes sufren la transformación, el foco estará puesto en quienes la planifican, la ejecutan y la justifican. Ese desplazamiento narrativo puede abrir la puerta a una reflexión más incómoda pero también más necesaria: ¿cómo piensan los que ganan? ¿Qué se hereda cuando lo que se hereda es el control?
Así, el show no solo se perfila como una crítica a la especulación inmobiliaria, sino también como un retrato mordaz de la élite estadounidense: sus rituales, sus traumas, sus juegos de poder. Si logra sostener ese equilibrio entre lo narrativo y lo simbólico, entre la risa y la incomodidad, God’s Country podría convertirse en una de las series más relevantes de la temporada.
 
				 
															


