El episodio final de la temporada 1 de Alien: Earth, titulado The Real Monsters, cambia el eje de la serie. Lo que comenzó como una historia de supervivencia en una isla de investigación corporativa termina con Wendy y los híbridos al mando de Neverland. Boy Kavalier, Dame Sylvia, Kirsch, Morrow y Atom Eins quedan reducidos a prisioneros, mientras los Xenomorfos y otras criaturas permanecen libres en el complejo. El desenlace es un reordenamiento de poder que abre el terreno para una segunda temporada.
Noah Hawley lo describe en términos de contención: “Que el nivel de contención de la isla quede roto al final de la temporada 1 siempre fue la idea”. El cierre no busca agotar todas las líneas de tensión, sino dejar un escenario en suspenso: el poder en manos de los híbridos, la llegada inminente de Weyland-Yutani y la incógnita sobre qué significa gobernar.

El final de Alien: Earth | Los híbridos toman el control de Neverland
El episodio final de la temporada 1 de Alien: Earth confirma el protagonismo de Wendy (Sydney Chandler). No solo controla a los sistemas de Prodigy y neutraliza a Atom Elis (Adrian Edmondson), sino que también afirma su vínculo con los Xenomorfos. La escena final la muestra al frente de los híbridos, con un alien adulto y un recién nacido a su lado, declarando: “Ahora gobernamos”.
Hawley aclara que esa resolución fue buscada: “Me parecía que el final de esta historia, de este capítulo, tenía que ser el de Wendy, un cierre para ella y no necesariamente para el tablero mayor de Prodigy”. La serie cierra el círculo con la niña convertida en líder, pero deja abierto el conflicto central: qué significa que los híbridos asuman el mando y qué harán con sus creadores derrotados.
Alien: Earth subraya que Wendy atraviesa un proceso de redefinición personal. Frente a su hermano Joe (Alex Lawther) y al recuerdo de Marcy, sostiene que ya no es ninguna de las dos: “Quizás no soy Marcy, quizás no soy Wendy, sino algo distinto que todavía no sé qué es”. Esa incertidumbre sobre su identidad acompaña su consolidación de poder, como si el liderazgo y la duda fueran inseparables.
Para Hawley, “Boy Kavalier tiene verdaderos problemas antiautoritarios por parte de su padre, y llegó a este mundo donde había cuatro grandes corporaciones, y en un lapso de seis a ocho años, se convirtió en un rival para estas personas. Todos los demás están comprometidos con mantener el statu quo. Y él es anarquista. Hay algo en este momento en el que se da cuenta que su mejor invento es esta máquina autoconsciente. Si eres Peter Pan y quieres la muerte de los adultos, ¿qué tan genial es que los niños vayan a gobernar ahora?“

T. Ocellus y el destino de Arthur
El final también complica el destino de Arthur Sylvia (David Rysdahl). Lo que parecía la voz de la conciencia de la serie se convierte en otra cosa cuando su cuerpo es tomado por la especie conocida como T. Ocellus. Hawley lo plantea como una paradoja: “Es un poco la tragedia de Arthur. Realmente es el centro moral de la serie y tiene, en algún nivel, la peor muerte de todas. Y en este insulto añadido, ahora ese personaje increíblemente bondadoso se transforma en un recipiente para algo que parece bastante maligno. Eso complica tus sentimientos sobre él”.
Esa transformación anticipa que el conflicto de la temporada 2 de Alien: Earth no será solo entre híbridos, humanos y Xenomorfos, sino también interno: un personaje antes asociado a la integridad se vuelve el canal de una amenaza mayor.

Atom Eins, el padre sintético de Boy Kavalier
El final de la temporada 1 de Alien: Earth incluye la confesión de Boy Kavalier (Samuel Blenkin) sobre su origen. Según él, a los seis años construyó un androide para reemplazar al padre alcohólico que mandó matar. Atom Eins, revelado como sintético, sería ese “padre”. Lo significativo no es solo el detalle biográfico, sino lo que revela de su carácter. Hawley lo resume: “Lo que esa historia muestra, sin importar cómo la interpretes, es que Kavalier no es alguien con un centro moral. Es alguien que actúa en su propio interés todo el tiempo”.
El contraste con Wendy es claro: mientras ella intenta redefinir quién es, Boy Kavalier queda atrapado en su propio cinismo, incapaz de ver a los híbridos como algo más que productos fallidos. La escena en que los llama “modelos base” condensa esa mirada utilitaria que lo convierte en antagonista y, a la vez, en símbolo de las corporaciones que dominan la Tierra.

Morrow: Hombre contra máquina
El enfrentamiento entre Kirsh (Timothy Olyphant) y Morrow (Babou Ceesay), largamente preparado durante la temporada 1, alcanza su clímax en el final. Pero Hawley lo concibe como una batalla interior del cyborg: “Puedes verlo como una lucha interna de Morrow, de hombre contra máquina. Él mismo se describe como lo peor de un hombre, y aun así tiene este tipo de voluntad indomable y espíritu. Es un sobreviviente, literalmente”.
El resultado no resuelve el conflicto entre lo humano y lo artificial, sino que lo prolonga. “Es lindo pensar que, en una película, le pondrías una bala a la máquina y te irías, pero lo que estamos descubriendo es que la tecnología es muy difícil de dejar atrás una vez que la introduces en el mundo”. Ese razonamiento no solo define el arco de Morrow y Kirsh, sino que también enmarca la lógica de toda la serie: la máquina nunca desaparece, siempre retorna.
La infancia como clave narrativa
Uno de los ejes del final es la conversación de Wendy con Dame Sylvia (Essie Davis): “Si esto es lo que son las personas, no creo que quiera ser persona nunca más”. Hawley insiste en que el núcleo de la serie es la pregunta sobre cómo los niños se convierten en adultos: “La serie está muy preocupada por lo que es un niño y cómo se convierte en adulto, y qué tipo de adulto se convierte, y qué modelos tiene”.
Para él, la diferencia es que los niños perciben el mundo con mayor claridad moral. “Los chicos saben que la gente no debería vivir en la calle, y cuando les dices que tienen que acostumbrarse, responden: ‘No quiero acostumbrarme. Eso está mal’”. Wendy, en esa línea, se niega a aceptar que las cosas son “complicadas”. Ese rechazo define tanto su capacidad de liderazgo como su riesgo: la posibilidad de caer en una visión absoluta, incapaz de matizar.

El final de Alien: Earth como puente hacia la temporada 2
El final de Alien: Earth no clausura la historia. Weyland-Yutani se aproxima a Neverland, el orden corporativo está fracturado y Wendy sostiene un poder inestable. Hawley anticipa que la segunda temporada retomará la acción sin saltos temporales: “Como fan, sé que lo último que quiere la audiencia es entrar con un cartel que diga ‘Un año después’. Imagino que retomará la historia prácticamente donde la dejamos”.
La clave, según él, será el aprendizaje de los híbridos: “Este ‘ahora gobernamos’ es un momento muy emocionante, pero es como el final de El Graduado, cuando la cámara se queda en sus caras. ¿Qué significa gobernar? Tienen que aprenderlo. ¿Cómo manejas el nivel de complejidad que están a punto de enfrentar?”.
Entre esas incógnitas destaca una: la naturaleza del vínculo entre Wendy y los Xenomorfos. Su capacidad de controlarlos no fue explicada. Se insinúa un lazo con el nacimiento del alien a partir del pulmón de su hermano Joe, pero la serie había mostrado antes que ella ya podía “escucharlos”. Esa ambigüedad será central en la temporada 2.
El final abierto de la temporada 1 de Alien: Earth
La primera temporada de Alien: Earth concluye con un poder que cambia de manos. Wendy emerge como líder, Boy Kavalier como prisionero, y Arthur como un dilema moral encarnado por un monstruo.
Lo que queda en juego es más amplio: quién define la autoridad, cómo se entiende la humanidad y hasta qué punto los monstruos pueden ser aliados. La serie cerró su primera etapa con una declaración que es a la vez triunfo y amenaza: “Ahora gobernamos”.
 
				 
								


