Murderbot: Alexander Skarsgård, el robot misántropo

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Alexander Skarsgård protagoniza Murderbot (Matabot), la serie de Apple TV+ que transforma la ciencia ficción en una sátira laboral del siglo XXI.

Alexander Skarsgård, ese vikingo hermoso con alma de psicópata, encarna a la Unidad de Seguridad 238776431 en Murderbot (Matabot), la nueva serie de Apple TV+ que adapta las novelas de Martha Wells. Y lo hace como quien entiende que el verdadero horror del futuro no son las máquinas que nos odian, sino las que nos toleran por obligación contractual. Su sonrisa torcida sugiere que él también, en el fondo, piensa que los humanos somos una especie de chiste cósmico mal contado.

La premisa de Murderbot: un androide de seguridad hackea su propio código, se libera del módulo que lo obliga a obedecer, y en lugar de convertirse en Terminator, decide llamarse Murderbot y dedicarse a ver series de televisión mientras protege de mala gana a un grupo de científicos hippies del futuro. Es la liberación del trabajador llevada a su extremo lógico: cuando finalmente podés hacer lo que querés, descubrís que preferís quedarte callado y seguir cobrando el sueldo.

Los hermanos Weitz, esos que ya nos habían demostrado en About a Boy que entienden algo de inadaptados sociales, construyen aquí una comedia negra que funciona porque no se toma demasiado en serio. Murderbot no es el típico robot que quiere ser humano; es más bien como un adolescente gótico obligado a cuidar un campamento de verano progresista. Odia su trabajo, odia a sus protegidos. Es una especie de empleado especializado que cumple con sus funciones mientras cuenta los días para la jubilación. El trabajo perfecto no existe, pero al menos este viene con armamento incorporado.

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Alexander Skarsgård en Murderbot de Apple TV+

Murderbot: La ciencia ficción como espejo del trabajo moderno

El grupo de científicos que debe proteger es una versión espacial de una comuna hippie: veganos, poliamorosos, pacifistas y con esa tendencia irritante a querer ser amigos de todo el mundo, incluido el robot asesino que claramente prefiere estar en cualquier otro lado. Noma Dumezweni lidera esta troupe de buenas intenciones como Mensah, y logra que su personaje no caiga en la caricatura del líder progre. La bondad humana, descubre Murderbot, es aún más insoportable cuando es genuina.

Pero donde la serie encuentra su corazón –y su cerebro– es en la relación metaliteraria que establece entre Murderbot y la televisión. El robot es adicto a una serie llamada El Auge y Caída del Santuario Lunar, una parodia de Star Trek que funciona como espejo de la propia Murderbot. Ahí está el truco: ver a un personaje de ficción obsesionado con otra ficción, comentándola como un crítico amateur mientras actúa como sus personajes favoritos. Es mise en abyme para nerds. Y funciona.

La violencia, cuando aparece, tiene cierta cualidad cartoonesca. Murderbot despliega sus armas con naturalidad: es parte de la rutina, no hay drama existencial ni cuestionamientos morales profundos. Solo un robot haciendo su trabajo mientras piensa en otras cosas. Esta desafectación es lo que hace que la serie funcione: Murderbot ha logrado separar completamente la vida personal de la profesional, y su vida personal solo consiste en odiar a todo el mundo.

Alexander Skarsgård, que ya había demostrado en True Blood y Big Little Lies que puede hacer creíble cualquier locura, aquí se luce especialmente en la narración en off. Su voz tiene esa calidad de comentarista que hace que los insultos a la humanidad suenen como observaciones meteorológicas. Y es precisamente esa falta de pasión en el desprecio lo que lo hace efectivo.

La serie no reinventa el género –las reflexiones sobre qué nos hace humanos ya estaban en Blade Runner hace cuarenta años–, pero sí encuentra un ángulo novedoso: el del observador hastiado. Murderbot no quiere entender a los humanos ni convertirse en uno; simplemente quiere que lo dejen en paz para ver televisión. Es la fantasía de todo antisocial: tener superpoderes pero usarlos solo para que nadie te moleste mientras hacés binge-watching.

¿Es Murderbot la mejor serie de ciencia ficción del año? Probablemente no. ¿Es la más honesta sobre lo que realmente queremos de la tecnología? Definitivamente sí. En tiempos donde cada serie de robots viene cargada de mensajes sobre la humanidad y el progreso, Murderbot ofrece algo más simple y más real: la fantasía de ser eficiente en el trabajo y cínico con todo lo demás.

En definitiva, la serie funciona porque entiende algo que muchas producciones del género olvidan: no todos los robots quieren ser humanos. Algunos simplemente quieren que los dejen ver televisión tranquilos. Y en esa pequeña verdad encuentra su gracia: Murderbot no es el futuro de la inteligencia artificial; es el presente de la condición laboral moderna, pero con mejor armamento y un mal servicio al cliente.

DISPONIBLE EN APPLE TV+.

Tráiler:

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