Después de Top Gun: Maverick y Hit Man, Glen Powell decidió que lo mejor para su carrera era ponerse una cara de látex, hablar con voz nasal y ser un perfecto imbécil en Chad Powers, la serie de Disney+ de seis episodios que narra la historia de un mariscal arruinado que regresa al fútbol americano universitario disfrazado de rústico sureño. El guion está basado en un sketch viral de Eli Manning para ESPN, tiene a los hermanos Manning como productores ejecutivos y aspira a ser la nueva Ted Lasso. Spoiler: no lo es.
Chad Powers: Russ Holliday, del error al disfraz
Glen Powell interpreta a Russ Holliday, un quarterback que arruinó su carrera al dejar caer el balón a centímetros de ganar el campeonato nacional y después golpear al padre de un chico con cáncer frente a las cámaras de todo el país. Ocho años después, cancelado por todos los circuitos del fútbol americano, decide regresar al deporte usando una máscara de látex y haciéndose pasar por Chad Powers, un red neck que consigue entrar al equipo universitario de South Georgia Catfish.
Russ es una suma de excesos contemporáneos: maneja una Cybertruck, habla de criptomonedas, repite teorías conspirativas, se comporta como si el ego alcanzara para tapar la mediocridad. Un hombre tan vacío que necesita otro rostro para intentar ser alguien. La serie lo muestra en dos registros: el arrogante que es y el idiota que finge ser. Glen Powell queda atrapado entre esos extremos, sin espacio para desplegar la versatilidad que demostró en Hit Man, en la que cada máscara revelaba algo oculto de la identidad del personaje.
La serie también se apoya en personajes secundarios: Steve Zahn interpreta al entrenador de los Catfish con una mezcla de cansancio y ternura que la historia no merece. Clayne Crawford es el entrenador de quarterbacks, un tipo directo y autosuficiente. Frankie A. Rodriguez hace de Danny, la mascota entusiasta que ayuda a Russ con el disfraz y termina siendo su cómplice. Perry Mattfeld interpreta a Ricky Hudson, la hija del entrenador y asistente técnica del equipo, mejor que los hombres en su trabajo, pero ignorada por ser mujer.

Chad Powers: Fútbol americano, cultura de la cancelación y encanto sureño
El problema de Chad Powers está en su punto de partida. El sketch de Eli Manning funcionaba en la brevedad: un disfraz ridículo, una situación absurda, un par de reacciones genuinas. Convertido en serie, ese recurso se agota rápido. El látex deja de ser herramienta cómica y se transforma en obstáculo narrativo. En lugar de habilitar una historia, la cancela. Oculta al actor, bloquea al personaje, interfiere en cada escena.
El eco de Ted Lasso se percibe en cada rincón: la mezcla de comedia ligera, redención deportiva y buenas intenciones. Pero donde Lasso proponía ingenuidad optimista, Chad Powers recurre intentos de sarcasmo e incorrección política. El fútbol americano, que podría ser el marco para explorar rivalidades, caídas y reapariciones se convierte en un escenario secundario, porque el interés de la serie no está en el deporte sino en el disfraz.
La comedia, que debería nacer de la extrañeza del protagonista, se frustra en su propia mecánica. Chad Powers habla con voz aguda, arrastra las palabras, no termina las frases. Es un pésimo actor dentro de la ficción que él mismo inventó. La serie apuesta al desconcierto que genera un nivel sobrenatural de estupidez humana. Pero si la trama se organiza como farsa, también aspira a redención. El problema es que Chad no es mejor que Russ, sino sólo su versión con prótesis. Sigue siendo un narcisista que aprende que ser amable tiene beneficios. Ese es su viaje transformador.
Glen Powell, que venía de consolidarse en El Sobreviviente (The Running Man) como la nueva cara del star system norteamericano, es el gran perdedor de la operación. Un actor en ascenso, con carisma probado, termina reducido a un muñeco de látex que no puede usar su cara ni su voz. Ni Russ ni Chad existen como personajes completos: fingir ser otro no lo cambia, apenas maquilla su soberbia.
Chad Powers nació de un chiste aislado y nunca supera ese origen. Intenta convertirse en relato deportivo, en sátira de la cultura de la cancelación, en comedia de enredos, pero ninguna de esas capas narrativas logra sostenerse. La serie termina aprendiendo lo mismo que Chad: que no basta con cambiarse la cara para convertirse en algo mejor.
DISPONIBLE EN DISNEY+.


