Una Batalla Tras Otra, dirigida por Paul Thomas Anderson y protagonizada por Leonardo DiCaprio, debutó en la taquilla norteamericana con 22,4 millones de dólares. El estreno se completó con 26,1 millones en el mercado internacional, lo que elevó el total global del primer fin de semana a 48,5 millones. El resultado generó lecturas contrapuestas: mientras algunos analistas lo consideran un inicio tibio frente a un presupuesto de más de 130 millones de producción y 70 de marketing, otros destacan que se trata de la mejor película del año, que no tiene el arrastre de una franquicia y que necesitará tiempo para desplegar su alcance.
Una Batalla Tras Otra presenta a DiCaprio en la piel de un ex revolucionario que vive fuera del radar junto a su hija hasta que un viejo enemigo, encarnado por Sean Penn, amenaza su frágil refugio. Con una duración de 160 minutos y clasificación R, se distancia de los formatos más previsibles del mercado y apuesta a la construcción de prestigio y permanencia.
El recibimiento inicial respalda esa estrategia: obtuvo un puntaje “A” en CinemaScore, un 96% de aprobación en Rotten Tomatoes y un 74% de recomendación en encuestas de salida. Además, la exhibición en formatos premium como Imax y VistaVision aportó un 51% de la recaudación doméstica, un factor que amplía la percepción de evento cinematográfico.
Una Batalla Tras Otra y el reto de la rentabilidad
Los números de taquilla del estreno de Una Batalla Tras Otra plantean un dilema evidente. Con un costo que supera los 200 millones entre producción y promoción, el umbral de equilibrio ronda los 300 millones globales. La mitad de lo recaudado queda en manos de las salas, lo que obliga a extender su recorrido en cartelera más allá del primer impacto.
El antecedente inmediato de DiCaprio en cines, Los Asesinos de la Luna de Martin Scorsese, abrió con 23 millones y terminó con 158 millones globales. La comparación sugiere que Una Batalla Tras Otra necesitará un rendimiento sostenido y una recepción más amplia para superar esa marca.
El estudio confía en ese camino. Warner Bros. ha logrado transformar propuestas diversas en fenómenos recientes, desde Superman hasta el éxito animado de Minecraft: La Película. La expectativa es que la combinación entre la reputación de Anderson, el magnetismo de DiCaprio, el boca en boca y el atractivo de los formatos premium construya una trayectoria ascendente en las próximas semanas, incluso frente a estrenos de gran escala como el inminente filme de Taylor Swift.
Contexto de mercado y competencia en cartelera
El estreno de Una Batalla Tras Otra coincidió con lanzamientos de distinto perfil. Gabby’s Dollhouse: The Movie, pensada para el público infantil, recaudó 13,5 millones y logró una calificación “A+” en CinemaScore, lo que anticipa un recorrido sostenido y una fuerte expansión de marca. En el extremo opuesto, Los Extraños: Capítulo 2 apenas alcanzó 5,9 millones, muy por debajo de su predecesora, y recibió críticas negativas que comprometen su continuidad.
Al mismo tiempo, títulos en curso siguen marcando la agenda. Demon Slayer Castillo Infinito acumula más de 600 millones globales y se consolida como el anime más taquillero en Norteamérica. La saga de terror El Conjuro: Últimos Ritos superó los 435 millones globales, cifra récord para la franquicia. Este panorama muestra un mercado diverso en el que conviven producciones de gran presupuesto, animación, secuelas de terror y fenómenos de origen televisivo.
Paul Thomas Anderson, DiCaprio y la apuesta de Warner
La alianza entre Anderson y DiCaprio coloca a Una Batalla Tras Otra en una posición singular. El director, con títulos como Boogie Nights, Magnolia y The Master, ha sido reconocido por la crítica pero rara vez alcanzó grandes cifras comerciales. Su mayor éxito hasta ahora, Pozos de Ambición, recaudó 76 millones globales. DiCaprio, en cambio, sostiene un historial probado con superproducciones que superan la barrera de los 100 millones.
Warner eligió estrenar a fines de septiembre para asegurar pantallas de Imax y 70 mm antes de la llegada de Avatar: Fuego y Cenizas, que monopolizará esos espacios. El lanzamiento se concentró en las principales ciudades de EE.UU. y Canadá, con los complejos de Nueva York y Los Ángeles liderando la taquilla. La decisión de filmar en California, con un gasto de más de 100 millones y un crédito fiscal de 8,4 millones, sumó un componente político e industrial a la producción, en un contexto de fuga de rodajes hacia otros estados y países.
El futuro de Una Batalla Tras Otra dependerá de su resistencia frente a estrenos de alto impacto y de la capacidad de Warner para sostenerla en salas con vistas a la temporada de premios. La recepción inicial sugiere que existe margen para un recorrido prolongado, pero los números finales estarán atados a la respuesta del público más allá del entusiasmo crítico y de los formatos premium.
