Netflix anunció la renovación de Splinter Cell: Deathwatch para una temporada 2 después de su estreno el 14 de octubre. La noticia, confirmada por el estudio y por Ubisoft, ratifica un acuerdo que se gestó hace años. En 2020, se había revelado que Netflix había otorgado a la adaptación una orden directa por dos temporadas, aunque el futuro del proyecto dependía del desempeño de la primera. La recepción crítica y la respuesta del público parecen haber justificado la continuidad: Splinter Cell: Deathwatch tendrá una segunda parte, y lo hará con el mismo equipo creativo.
Derek Kolstad –creador de la franquicia John Wick y productor de Nobody– continuará como showrunner y productor ejecutivo. Guillaume Dousse repetirá como director, acompañado por Félicien Colmet-Daage en la codirección. La animación seguirá a cargo de Sun Creature Studio y Fost, los mismos responsables de la primera temporada, mientras que Ubisoft Film & Television mantendrá su rol de producción ejecutiva a través de Hélène Juguet, Hugo Revon y Gérard Guillemot.

Splinter Cell: Deathwatch | De la consola a la pantalla
Basada en la saga Tom Clancy’s Splinter Cell, Deathwatch parte del universo creado por Ubisoft en 2002, cuando el primer videojuego se convirtió en un fenómeno global por su enfoque táctico y su narrativa de espionaje. Desde entonces, la franquicia generó seis secuelas, múltiples reediciones y una serie de novelas, aunque llevaba más de una década sin una entrega nueva.
Splinter Cell: Deathwatch retoma ese legado con un tono más introspectivo. Liev Schreiber da voz a Sam Fisher, el legendario agente de operaciones encubiertas que regresa a la acción tras años de retiro, cuando una joven agente, Zinnia McKenna –interpretada por Kirby Howell-Baptiste–, llega a su puerta después de un fallido operativo. Lo que sigue es una trama de conspiraciones globales, lealtades cruzadas y enfrentamientos internos que amplían la mitología del personaje.
La serie fue celebrada por su atmósfera contenida y su tratamiento más adulto que el de otras adaptaciones animadas de Netflix, como Castlevania o Devil May Cry. Kolstad propuso un relato menos dependiente de la espectacularidad y más atento al paso del tiempo y a las consecuencias del trabajo en las sombras. Fisher, ahora un hombre mayor, actúa desde la fatiga y la experiencia. La acción se vuelve un medio para explorar la memoria y la pérdida, una línea que Kolstad planea profundizar en la segunda temporada.
La renovación de Splinter Cell: Deathwatch consolida una estrategia que Netflix viene desarrollando desde hace años: construir un catálogo de animación para adultos que combine narrativas complejas con propiedades intelectuales reconocidas. En esa línea, la plataforma logró éxitos notables con Arcane (inspirada en League of Legends), Cyberpunk: Edgerunners, Tomb Raider: La Leyenda de Lara Croft, Terminator Zero y Samurái de Ojos Azules.
La diferencia de Splinter Cell: Deathwatch radica en su origen. A diferencia de otros títulos centrados en universos de fantasía o ciencia ficción, la serie de Kolstad pertenece al terreno del thriller político y militar, un género que exige una tensión narrativa distinta. La animación, lejos de suavizar ese tono, lo potencia: los creadores de Sun Creature Studio desarrollaron un estilo visual sobrio, con una paleta fría y composiciones que recuerdan al cine de espionaje clásico.
Para Ubisoft, el éxito de la serie representa algo más que un triunfo puntual. La compañía lleva años buscando revitalizar Splinter Cell con un proyecto cinematográfico que nunca se concretó –Tom Hardy estuvo vinculado al papel de Fisher durante casi una década– y con un remake del juego original que aún sigue en desarrollo. La respuesta favorable a Deathwatch demuestra que el interés por la franquicia persiste y que la animación puede ser el formato más flexible para su expansión.
Cómo será la temporada 2 de Splinter Cell: Deathwatch
Si bien Netflix no reveló detalles sobre el argumento de la temporada 2 de Splinter Cell: Deathwatch, fuentes cercanas a la producción confirmaron que los nuevos episodios retomarán los acontecimientos inmediatamente después del final de la primera entrega. El arco narrativo volverá a centrarse en la relación entre Fisher y McKenna, mientras que nuevos personajes introducirán facciones rivales dentro del aparato de inteligencia global.
Kolstad adelantó en entrevistas previas que la serie está concebida como “un estudio sobre la herencia y la consecuencia”, y que su interés principal no es la tecnología ni la acción, sino el modo en que los héroes se enfrentan a la erosión del tiempo. En esa línea, la temporada 2 de Splinter Cell: Deathwatch profundizaría el conflicto moral del protagonista, entre la lealtad institucional y el deseo de redención personal.
También se espera que la producción expanda la escala geográfica: los primeros borradores del guion mencionan operaciones en Medio Oriente, el norte de Europa y América Latina. La dirección de arte de Sun Creature ya trabaja en nuevas localizaciones y en un diseño visual más expresivo, aunque manteniendo la estética de luces bajas y atmósferas densas que caracterizó la primera entrega.
Que Netflix renueve una serie apenas un día después de su estreno no es un gesto menor. En un escenario donde la compañía ajusta su producción y cancela con rapidez los títulos que no cumplen expectativas, Splinter Cell: Deathwatch parece haber superado ese umbral inicial de riesgo. La decisión anticipada indica una apuesta sostenida por un tipo de animación más adulta y más ligada al desarrollo de personajes que al impacto visual inmediato.
La serie también confirma el ascenso de Derek Kolstad como figura central del entretenimiento de acción contemporáneo. En apenas una década, el guionista pasó de escribir John Wick a establecer un estilo reconocible: historias sobre hombres que cargan con su propio pasado, coreografías de violencia contenida y una atención meticulosa por los códigos del oficio. Splinter Cell: Deathwatch lleva esa sensibilidad al terreno de la animación, demostrando que el formato puede sostener tramas de intensidad psicológica sin perder ritmo.

El lugar de Ubisoft en el mapa audiovisual
La colaboración entre Netflix y Ubisoft Film & Television es una pieza más de una estrategia más amplia del estudio francés, que busca posicionar sus propiedades en el mercado del streaming. Además de Splinter Cell: Deathwatch, la compañía desarrolla adaptaciones de Assassin’s Creed y Far Cry, y coproduce proyectos originales con estudios europeos y japoneses.
La respuesta positiva de la crítica especializada y del público –particularmente en América del Norte y Europa del Este– fortalece esa dirección. Si la primera temporada funcionó como un relanzamiento de la marca Splinter Cell, la segunda podría consolidarla como franquicia audiovisual independiente, capaz de convivir con el universo del videojuego sin subordinarse a él.
Splinter Cell: Deathwatch encontró su lugar en una tradición que parecía agotada: la del espionaje clásico. Pero lo hizo desde la contención, desde la mirada de un protagonista que entiende que su época está terminando. Esa sensibilidad, más cercana al western crepuscular que al thriller tecnológico, fue uno de los rasgos más destacados por la crítica.
La temporada 2 tendrá la tarea de sostener ese equilibrio: continuar la historia sin traicionar su tono, expandir el mundo sin perder el foco en sus personajes. Kolstad parece dispuesto a hacerlo, y Netflix, por ahora, también.
En un catálogo cada vez más cambiante, Splinter Cell: Deathwatch representa una rareza: una serie de acción que no necesita gritar para ser escuchada.



