Magic 8 Ball: M. Night Shyamalan prepara la serie de Mattel junto a Brad Falchuk

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El director de El sexto sentido desarrolla con Mattel Studios una serie inspirada en el juguete Magic 8 Ball, un drama sobrenatural con mirada psicológica.

Magic 8 Ball será la nueva serie creada por M. Night Shyamalan y Brad Falchuk. El proyecto, producido por Mattel Studios, propone una reinterpretación del clásico juguete de preguntas y respuestas como eje de un drama sobrenatural centrado en los personajes y en la tensión psicológica.

Shyamalan, director de El Sexto Sentido, Llaman a la Puerta y Trap, regresa a la televisión como realizador, coguionista y showrunner, mientras que Falchuk, creador de American Horror Story y Glee, se desempeñará como guionista y cocreador. La serie fue anunciada en Instagram con una imagen del guion piloto y la confirmación de que ambos llevan años desarrollando la idea.

Aún sin cadena o plataforma confirmada, la serie de Magic 8 Ball representa una nueva etapa en la estrategia de Mattel de transformar sus marcas en contenidos audiovisuales, tras el impacto global de Barbie.

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M. Night Shyamalan durante la filmación de La Trampa

Magic 8 Ball: La serie sobrenatural de M. Night Shyamalan

La serie de Magic 8 Ball busca combinar la tensión psicológica habitual en la obra de Shyamalan con la experiencia de Falchuk en televisión de género. Según la descripción oficial, el juguete será el centro de una historia de alta carga conceptual, orientada a explorar cómo el azar y la percepción influyen en la realidad de los personajes.

El tono de la serie sugiere un enfoque adulto, más cercano al misterio que al entretenimiento familiar. Falchuk aporta su dominio de las estructuras narrativas serializadas, como las de American Horror Story o Pose, mientras que Shyamalan introduce su mirada sobre el destino, las señales ocultas y la percepción del miedo.

La dinámica creativa entre ambos puede resultar clave para definir si la serie de Magic 8 Ball adoptará un formato antológico –con distintos personajes que interactúan con el objeto en cada episodio– o una narrativa continua. En ambos casos, la propuesta parece alinearse con el interés de Shyamalan por los mecanismos invisibles que determinan las decisiones humanas.

Mattel expande su universo audiovisual tras el fenómeno Barbie

Desde el éxito comercial y crítico de Barbie en 2023, Mattel Studios ha multiplicado sus adaptaciones de productos icónicos. Entre los proyectos en desarrollo figuran la película de Polly Pocket dirigida por Hello Sunshine y protagonizada por Lily Collins, el film de acción Matchbox con John Cena, y nuevas versiones de Masters of the Universe, Hot Wheels y Barney.

La elección de Shyamalan y Falchuk para liderar Magic 8 Ball confirma la intención de Mattel de atraer directores con estilos personales definidos y trasladar sus marcas hacia formatos menos predecibles. El juguete, creado en 1946 y aún con ventas de más de un millón de unidades anuales, se convierte así en material narrativo para un relato que podría combinar elementos de misterio, destino y obsesión.

En la carrera por transformar objetos cotidianos en relatos con peso dramático, Mattel parece confiar en el atractivo de los nombres involucrados. Shyamalan regresa a la televisión después de Servant y Wayward Pines, mientras que Falchuk continúa ampliando su presencia fuera del universo de Ryan Murphy.

Mattel-Shyamalan: Una alianza improbable

Una serie centrada en un juguete que responde con frases aleatorias podría parecer un experimento excéntrico, pero en la trayectoria de Shyamalan las historias improbables suelen esconder preguntas más amplias sobre la fe y la percepción. En manos de Falchuk, habituado a integrar el terror psicológico con la crítica cultural, el resultado podría situarse entre el thriller metafísico y el drama de creencias.

Más allá de su punto de partida, Magic 8 Ball plantea una pregunta sobre el propio sistema de producción: hasta qué punto las marcas pueden reinventarse como narrativas con sustancia. La alianza entre Mattel y Shyamalan no solo extiende el fenómeno Barbie, sino que propone una forma distinta de entender la convergencia entre cultura popular, industria y autoría.

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