La segunda temporada de Andor ha logrado lo que parecía improbable: encabezar el ranking de lo más visto en streaming durante la semana de su episodio final. Con un modelo de estreno poco convencional y una ambición estética y política sin precedentes en la franquicia de Star Wars, la serie protagonizada por Diego Luna culminó su recorrido posicionándose en la cima de las mediciones de Nielsen, con más de 931 millones de minutos reproducidos en la semana del 12 al 18 de mayo. Es la primera vez que una serie original de Star Wars consigue semejante hito desde el debut de The Mandalorian.
Mientras Disney+ atraviesa una etapa de redefinición de sus estrategias y contenidos, el éxito de Andor ofrece una señal clara: hay espacio para relatos maduros, complejos y sin concesiones dentro de sus franquicias más valiosas. Y cuando se les permite desarrollarse con tiempo, presupuesto y una mirada autoral, incluso las historias alejadas de los Jedi y los Sith pueden conquistar al público.
Andor: Un relato que no subestimó al público
El final de Andor no solo elevó el impacto emocional de la serie, sino que potenció su visibilidad. A diferencia de los lanzamientos masivos en un solo día –habituales en el streaming–, Andor optó por un modelo episódico que combinó bloques de tres capítulos semanales, cada uno centrado en un año específico dentro de la historia de la Rebelión. Esta elección permitió un desarrollo narrativo más denso y sostenido en el tiempo, donde cada segmento funcionó como una mini-película dentro de un arco mayor.
En esos bloques, la segunda temporada abordó momentos fundacionales del movimiento rebelde: desde la Masacre de Ghorman hasta la decisión pública de Mon Mothma de abandonar el Senado, pasando por la muerte de Luthen Rael. Tony Gilroy y su equipo lograron traducir el paso del tiempo en progresión dramática, con una puesta en escena cruda y tangible que se aleja del espectáculo digital para adentrarse en la resistencia como experiencia humana, política y emocional.
Además, el éxito de Andor arrastró consigo a otras obras del universo Star Wars. Rogue One, el film que cronológicamente sigue los eventos de la serie, también registró un pico de visualizaciones esa misma semana, ubicándose en el top 10 de películas más vistas con 179 millones de minutos reproducidos.
Andor lidera el streaming y redefine el canon de Star Wars
Las cifras no dejan lugar a dudas: Andor fue la serie original más vista del período, superando a You de Netflix y al fenómeno infantil Bluey, también disponible en Disney+. Todo esto a pesar de no incluir visualizaciones desde dispositivos móviles o computadoras, que Nielsen no contabiliza. Es probable que el total real supere con holgura los mil millones de minutos.
Este logro es aún más notable considerando que la serie fue, durante su primera temporada, una anomalía. Sin sables láser, sin cameos rutilantes y sin una campaña publicitaria agresiva, Andor tardó en encontrar a su público. Pero lo hizo gracias a su apuesta por una narración adulta, introspectiva, en donde los dilemas morales, las estructuras opresivas y las decisiones personales tienen consecuencias reales.
La ausencia de la Fuerza –tan central en la mitología de Star Wars– no fue un vacío, sino una decisión ideológica. Andor se inscribe en otra tradición dentro del mismo universo: la de los que pelean desde abajo, sin poderes, sin profecías, sin apellido Skywalker. Es la historia de los que construyen la rebelión desde las ruinas de lo cotidiano, desde las cárceles, las calles y los parlamentos corrompidos.
Y en ese sentido, el formato episódico de la segunda temporada no solo sostuvo el interés del público semana a semana, sino que permitió que el relato respirara. Que el espectador se sumergiera en la crudeza del Imperio y en la lenta, sufrida gestación de la resistencia.
Por qué el éxito de Andor marca un antes y un después para Disney+
Desde su lanzamiento en 2019, Disney+ ha tenido luces y sombras. Series como The Mandalorian, WandaVision o Loki generaron entusiasmo, pero otras producciones como El Libro de Boba Fett o Invasión Secreta fueron ampliamente criticadas por su falta de dirección y profundidad. En ese contexto, Andor aparece como una excepción que, paradójicamente, debería ser la regla.
Su éxito demuestra que el público está dispuesto a seguir historias más oscuras, más lentas, más complejas. Que la nostalgia puede cederle paso a la audacia. Que el universo Star Wars, lejos de agotarse, puede expandirse hacia lugares impensados si se lo trata con respeto y riesgo creativo.
Tony Gilroy, Diego Luna y todo el equipo detrás de Andor han ofrecido algo inusual: una obra que dialoga con la historia, con la política, con la ética y con el género desde un lugar maduro y desafiante. Y el público respondió. El final de temporada, que hoy lidera el streaming mundial, no es solo una victoria para la serie. Es un mensaje claro para Disney: cuando se toma en serio la narrativa, las audiencias también lo hacen.
