Michael Madsen murió a los 67 años. Con más de un centenar de películas en su haber, fue una figura fundamental del cine norteamericano de las últimas décadas, especialmente por su asociación con Quentin Tarantino. Su muerte fue confirmada por The Hollywood Reporter y, aunque no se ha informado la causa exacta, se estima que falleció por causas naturales.
Con su voz rasposa, su mirada impenetrable y una presencia física inconfundible, Madsen encarnó a algunos de los personajes más inolvidables del cine criminal y de acción moderno. Desde el sádico Mr. Blonde en Perros de la Calle (Reservoir Dogs) hasta el melancólico Budd en Kill Bill Vol. 2, supo imprimir una intensidad única en cada interpretación, construyendo una carrera ecléctica que abarcó también televisión, videojuegos y películas independientes.
Sus representantes Susan Ferris, Ron Smith y la publicista Liz Rodriguez expresaron su dolor en redes sociales y recordaron el reciente trabajo del actor en proyectos aún no estrenados. Entre ellos, se encuentra Legend of the White Dragon, una producción independiente con guiños a Power Rangers, que podría convertirse en su despedida final en la pantalla.
Michael Madsen: El actor de Kill Bill y Perros de la Calle que definió una era
Michael Madsen será recordado por muchos como el actor fetiche de Quentin Tarantino, pero su carrera fue mucho más amplia. Comenzó en el teatro, en la prestigiosa compañía Steppenwolf de Chicago, antes de debutar en cine a comienzos de los años 80 en películas como Against All Hope y War Games. Sin embargo, su explosión llegó en 1992 con Perros de la Calle, donde su perturbador Mr. Blonde lo catapultó al estrellato.
Tarantino volvió a convocarlo en Kill Bill Vol. 2, Los 8 Más Odiados (The Hateful Eight) y Érase Una Vez en… Hollywood (Once Upon a Time in Hollywood), consolidando una sociedad artística duradera y simbiótica. Pero Madsen también dejó huella en otros clásicos del cine contemporáneo: fue Jimmy Lennox en Thelma & Louise, Virgil Earp en Wyatt Earp y Glen Greenwood en la saga Liberen a Willy.
Además de su trabajo en cine, incursionó en televisión con múltiples participaciones en series como 24, CSI y Hawaii Five-0, y también aportó su voz a videojuegos como Grand Theft Auto III y Dishonored, demostrando su versatilidad y su capacidad para atravesar formatos.
El nombre de Michael Madsen quedó asociado a un tipo de masculinidad áspera y ambigua, que supo moverse entre el arquetipo del matón violento y la figura melancólica del antihéroe. Su talento para habitar personajes oscuros con humanidad lo convirtió en un actor de culto para varias generaciones.
Murió Michael Madsen: Una figura clave en el cine de Tarantino y más allá
La muerte de Michael Madsen marca el fin de una era en el cine estadounidense, especialmente para quienes crecieron con la estética del cine indie de los ’90. Su interpretación en Reservoir Dogs, bebiendo una gaseosa mientras tortura a un policía con una cuchilla, quedó grabada en la historia del cine como una de las escenas más inquietantes y estilizadas del género criminal.
Madsen no solo actuó: también fue poeta, fotógrafo y un entusiasta del cine independiente. Su particular mezcla de dureza exterior y sensibilidad latente le permitió transitar tanto producciones millonarias como películas de bajo presupuesto, aportando siempre una dosis de autenticidad. Incluso cuando los proyectos no eran memorables, su presencia lo era.
En un mundo de actores intercambiables, Michael Madsen fue inconfundible. Su estilo, que combinaba el western crepuscular con la violencia tarantinesca, inspiró a numerosos intérpretes posteriores. Además, su figura fue homenajeada y parodiada en múltiples ocasiones, prueba del impacto cultural que logró.
