El éxito de F1, la película protagonizada por Brad Pitt, tomó velocidad en su primer fin de semana y ahora suma un dato inesperado: Apple ya mantiene conversaciones internas para producir una secuela. El film, que sigue la historia de Sonny Hayes, un piloto veterano que vuelve a las pistas para entrenar a una joven promesa, recaudó 146 millones de dólares en menos de una semana y alcanzó un 97% de aprobación del público en Rotten Tomatoes.
Según informó Variety, la posibilidad de una segunda parte no está formalmente confirmada, pero varias fuentes señalan que las negociaciones están avanzadas. Se trata de un movimiento estratégico que busca capitalizar el buen rendimiento comercial y la recepción crítica de F1, una de las pocas apuestas cinematográficas de Apple que logra consolidarse en salas.
Apple apuesta fuerte: F1 ya discute su secuela
La posibilidad de que F1 se convierta en una franquicia marca un cambio significativo en la estrategia de Apple dentro del mercado cinematográfico. Hasta ahora, sus lanzamientos en salas no habían conseguido resultados sólidos: tanto Argylle como Napoleón quedaron lejos de cubrir sus costos de producción.
Con F1, la situación es distinta. Dirigida por Joseph Kosinski (Top Gun: Maverick) y protagonizada por Brad Pitt, Damson Idris y Javier Bardem, la película combina el atractivo del cine deportivo con una puesta técnica respaldada por la colaboración directa de la Fórmula 1. El film cuenta además con la producción de Lewis Hamilton, que aportó acceso total a las pistas y a los equipos del circuito profesional.
Aunque Apple no confirmó cifras oficiales, estimaciones de la industria sitúan el presupuesto de F1 entre 150 y 300 millones de dólares. Aún con ese margen de incertidumbre, los primeros resultados sugieren que se perfila como el primer éxito comercial sostenido del estudio en salas.
F1: Un proyecto clave en la estrategia de Apple
Más allá del rendimiento puntual de F1, la apuesta por una secuela refleja la necesidad de Apple de construir marcas reconocibles dentro del mercado del cine. Hasta ahora, la compañía había priorizado lanzamientos directos en streaming con presupuestos millonarios que no siempre se traducían en impacto cultural o visibilidad sostenida.
F1 logra romper ese patrón. Su combinación de espectáculo deportivo, figuras de alto perfil y realización técnica logró instalarla como un evento dentro de la temporada cinematográfica. El respaldo de la propia Fórmula 1 le permite, además, acceder a una base global de seguidores, lo que potencia su proyección en mercados internacionales.
El éxito en taquilla también responde al giro de Apple hacia un modelo híbrido, que combina estrenos limitados en salas con disponibilidad posterior en su plataforma. Esta estrategia, ensayada con títulos anteriores, encuentra en F1 su caso más exitoso hasta el momento.
La alianza entre cine, deporte y marcas
El proyecto de F1 sintetiza varias tendencias actuales en la industria: la convergencia entre el cine y las ligas deportivas, el uso de figuras del deporte como productores asociados y la búsqueda de franquicias que puedan sostenerse en el tiempo.
Lewis Hamilton no solo figura como productor, sino que fue clave para garantizar el acceso a las escuderías y para supervisar la representación de la cultura de la Fórmula 1 en pantalla. Esta participación directa refuerza la autenticidad del film y habilita su expansión más allá del cine, hacia acuerdos promocionales, merchandising y colaboraciones con el propio circuito.
La eventual secuela, de concretarse, consolidaría a F1 no solo como un éxito puntual, sino como un modelo replicable de producción que combina espectáculo, marcas globales y narrativas asociadas al deporte de alto rendimiento.