La noticia llegó desde The Wall Street Journal y provocó una inmediata reacción en la bolsa: las acciones de Warner Bros. Discovery (WBD) saltaron cerca de un 36%, pasando de los 13 a más de 17 dólares en pocas horas. El detonante fue la revelación de que David Ellison, hijo del fundador de Oracle, Larry Ellison, estaría preparando una oferta mayormente en efectivo para quedarse con la totalidad de WBD, una jugada que remodelaría el mapa del entretenimiento global.
Ellison cerró hace apenas semanas la adquisición de Paramount Global, que pasará a integrarse con su propia productora Skydance. Ahora, con el respaldo económico de su familia y un contexto favorable, busca dar un segundo golpe maestro, sumar al gigante Warner Bros. Discovery, que todavía atraviesa el complejo proceso de separación interna en dos compañías –un “nuevo Warner Bros.” con cine, series y streaming, y otra con los canales tradicionales de cable bajo la conducción de Gunnar Wiedenfels–.

La apuesta de David Ellison: Paramount y Warner Bros. Discovery
El mercado del entretenimiento atraviesa un ciclo de fusiones que responde tanto a la presión de las plataformas de streaming como al estancamiento del modelo televisivo tradicional. La posibilidad de que Paramount Skydance y Warner Bros. Discovery se unan genera un escenario inédito: dos de las marcas históricas de la industria bajo el mando de un nuevo conglomerado privado, en contraste con la estructura corporativa de gigantes como Disney, Comcast o Netflix.
La clave está en la escala. El streaming, como negocio, se ha revelado menos rentable de lo esperado, obligando a los estudios a recortar costos y concentrar catálogos. Warner Bros. Discovery arrastra desde su creación en 2022 una deuda enorme producto de la fusión entre WarnerMedia y Discovery, deuda que se intentó aliviar con despidos, cancelaciones y reestructuraciones. Una compra por parte de Ellison significaría inyectar capital fresco y posiblemente acelerar la consolidación de marcas como HBO, Warner Bros. Pictures y DC Studios bajo un paraguas más estable.
Al mismo tiempo, la unión de Paramount y Warner reaviva los fantasmas regulatorios, ya que en términos de producción y distribución de contenidos, la concentración de poder sería monumental. Sin embargo, Ellison se vería beneficiado porque, a diferencia de Comcast o Disney, no posee un segundo canal abierto de alcance nacional en EE.UU., lo que reduce el riesgo de conflictos con la Federal Communications Commission (FCC).

David Ellison y el nuevo oligopolio de la cultura pop
El atractivo de Warner Bros. Discovery no solo está en su biblioteca de contenidos –de Game of Thrones a Harry Potter, pasando por DC y El Señor de los Anillos– sino también en su capacidad de producción global. Una eventual fusión con Paramount Skydance permitiría integrar esas propiedades con el catálogo de Paramount, que incluye Star Trek, Misión: Imposible y Bob Esponja, además de CBS y Pluto TV.
Lo que está en juego no es solo un balance financiero. Se trata de controlar la narrativa cultural de los próximos años. Con Amazon, Apple y Netflix como jugadores de capital tecnológico, y Disney defendiendo su marca histórica, el ingreso de los Ellison con esta concentración de contenido plantea un cambio de paradigma y proyecta un Hollywood que pasa de ser un ecosistema de estudios rivales a un oligopolio sostenido por capital privado y tecnológico.
Si la operación prospera, David Ellison no solo heredará el legado de su padre como magnate tecnológico, sino que se convertirá en el arquitecto de un nuevo orden audiovisual. Lo que queda por ver es si la innovación artística sobrevive a la lógica de concentración financiera, o si Hollywood se encamina a una era donde las historias serán tan grandes como los conglomerados que las poseen.
 
				 
								


