Después de más de veinte años en desarrollo, Warner Bros. ha devuelto los derechos cinematográficos de Akira a Kodansha, editorial japonesa responsable del manga original. Con esto, uno de los proyectos más postergados y ambiciosos de la ciencia ficción contemporánea queda nuevamente disponible para ser retomado por otros estudios y productores, abriendo la posibilidad de una nueva adaptación en acción real.
Desde su adquisición en 2002, el estudio trabajó durante años en múltiples versiones del proyecto, con nombres como Stephen Norrington, los hermanos Hughes, Steve Kloves y Taika Waititi involucrados en diferentes etapas. A pesar de las inversiones en guiones, arte conceptual y preproducción, el proyecto nunca logró avanzar más allá de la etapa de desarrollo, y ahora su destino vuelve a estar en manos de la editorial que dio origen a la obra.
Más de veinte años de obstáculos para adaptar una obra fundamental
Akira, creada por Katsuhiro Otomo en 1982, es una de las piezas fundacionales de la ciencia ficción japonesa moderna. Ambientada en una Tokio devastada tras una explosión misteriosa que desencadena un régimen autoritario y nuevas formas de poder psíquico, la historia narra la relación entre Tetsuo y Kaneda en medio de un mundo colapsado. Su adaptación al anime en 1988 marcó un hito en la historia del cine de animación y consolidó la influencia de Otomo en la cultura global.
La versión en acción real, sin embargo, nunca logró concretarse. El primer intento serio tuvo lugar a comienzos de los 2000, cuando Stephen Norrington se sumó como director. Su versión fue descartada tras el bajo rendimiento comercial de La Liga de los Hombres Extraordinarios. En los años siguientes, el proyecto pasó por distintas manos: desde Legendary Pictures con Leonardo DiCaprio como productor ejecutivo, hasta una versión avanzada en 2019 bajo la dirección de Taika Waititi.
Esta última fue la que más cerca estuvo de materializarse. Con guion propio, casting en proceso y una fecha tentativa de estreno para 2021, incluso había obtenido beneficios fiscales para rodar en California. La propuesta de Waititi apuntaba a un elenco completamente japonés y a una fidelidad mayor al espíritu del manga. Sin embargo, la producción quedó en pausa indefinida cuando Waititi priorizó otros compromisos, como Thor: Amor y Trueno.
Además de los cambios de directores y guionistas, el proyecto enfrentó constantes tensiones presupuestarias y controversias culturales, incluyendo una polémica reambientación que trasladaba la acción de Neo-Tokio a una “Nueva Manhattan”, generando rechazo entre los seguidores de la obra original.
Los derechos de Akira vuelven a Kodansha tras dos décadas
La devolución de los derechos de Akira a Kodansha marca un nuevo punto de partida para una obra que ha moldeado buena parte del imaginario visual del siglo XXI. En un año donde varias propiedades icónicas como Jason Bourne o La Masacre de Texas también quedaron disponibles para nuevas producciones, el regreso de Akira a su editorial original deja la puerta abierta a una reinterpretación más cercana al manga, o incluso a una propuesta transnacional que respete su identidad cultural sin diluirla.
Kodansha, que en los últimos años ha fortalecido sus alianzas internacionales, se encuentra en una posición estratégica para impulsar la adaptación con mayor control creativo. La experiencia reciente de producciones japonesas que alcanzaron reconocimiento global –como Shin Godzilla, Suzume o Godzilla Minus One–demuestra que el cine japonés tiene los recursos y la proyección internacional necesarios para llevar adelante proyectos de gran escala sin ceder el timón a Hollywood.
En ese contexto, el regreso de Akira a manos japonesas puede ser visto como una oportunidad histórica: no solo para honrar una obra central del cyberpunk y el manga, sino también para repensar cómo se adaptan, producen y exportan las ficciones culturales del este asiático en un panorama audiovisual en plena transformación.