The Flash (2023): Crisis infinitas en tierras cinemáticas

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En The Flash, Andy Muschietti descompone el universo en un viaje emocional donde Barry Allen reescribe su propio destino entre líneas temporales rotas.

Como si el futuro de un universo de ficción dependiera de un solo héroe, la producción de la película The Flash cargó sobre sí con una responsabilidad similar en el mundo real: servir como cierre del universo DC fundado hace 10 años por Zack Snyder con Man of Steel (El Hombre de Acero) y al mismo tiempo ser el evento que desencadene el nuevo universo cohesivo de DC Films dirigido por James Gunn.

Luego de múltiples retrasos, cambios en las mesas directivas, pasos en falso a nivel taquilla –como Black Adam o la secuela de Shazam!–, y varias reescrituras de guion con sus consiguientes reshoots, finalmente The Flash, bajo el lente de Andy Muschietti y la producción de su hermana Barbara, ve la luz.

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Michael keaton como Bruce Wayne en The Flash

The Flash: El multiverso según Andy Muschietti

La película plantea en el inicio un línea temporal correspondiente al Snyderverse con una Liga de la Justicia operacional y una situación donde Barry Allen es convocado para salvar el día ante una emergencia junto al Batman de Ben Affleck. En esa misión, con una adrenalínica secuencia de salvataje en un hospital, nuestro protagonista descubre que mediante la Speedforce puede retroceder en el tiempo a situaciones puntuales. Esto le da la idea de poder evitar el suceso trágico que marco su vida: el misterioso asesinato de su madre (Maribel Verdú) del cual su padre (Ron Livingston) está acusado y preso injustamente.

Ante la negativa del Bruce Wayne de ese universo, Barry logra volver atrás en el tiempo, a una continuidad donde existe una versión teen de él mismo donde su madre aún está viva. Aparentemente su plan salió bien, pero nada lo prepara para una eventual invasión kryptoniana comandada por el General Zod (Michael Shannon) de Man of Steel. En ese universo, al no haber llegado jamás Kal-El al planeta Tierra, no tiene rival que pueda detenerlo.

Los hechos derivan a que ambos Barrys contacten con el Batman de esa línea temporal –que es no es otro que el Batman de Michael Keaton– y unan fuerzas para detener la amenaza, pero su resolución terminará desencadenando un cataclismo espacio-temporal que amenaza con destruir todas la realidades del multiverso de DC.

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Sasha Calle como Supergirl en The Flash

The Flash y el fin de una era de DC

La actuaciones de Ezra Miller (x2) son destacables, aunque su interpretación se inclina por ser más Ezra que Barry Allen, lo que hace recordar incluso a Wally West (el sucesor del héroe en los cómics, mucho más joven e inmaduro); Sasha Calle se gana su lugar con actitud y Maribel Verdú interpreta a una madre llena de amor y ternura para saturar de emocionalidad la película.

Pero el hecho de que el gran Michael Keaton vuelva a colocarse el manto del murciélago después 3 décadas, es innegablemente el motivo del gran hype que hay con The Flash, la cual no solo estuvo retrasada por temas de la pandemia mundial y los temas internos de los cambios de dirección de Warner, sino también lidiando con el escándalo que ronda al comportamiento de Ezra Miller en su vida privada, con temas judiciales de por medio.

Más allá de estos factores, la película –que toma de manera básica la premisa los cómics de Flash en su saga Flashpoint– tiene un guion sólido (según la leyenda urbana una parte básica del plot fue pensado en la mesa de un célebre café temático de Buenos Aires, donde el director fue asesorado por especialistas), que se mueve entre una historia entretenida llena de acción y de humor y momentos altamente emotivos.

Pero hay algo que incomoda y no puede ignorarse en The Flash: la mediocre calidad del CGI. Tal vez el apuro de que la película se estrene para así poder comenzar a dar forma al nuevo DCU, hizo que no se pueda pulir este aspecto. Habiendo mejorado poco y nada del corte previo al corte final en este aspecto, ese déficit de calidad visual atenta contra el muy buen trabajo que hace Andy Muschietti, quien deja demostrado que puede dirigir películas de este género saliendo de su zona de expertise que es el cine de terror.

The Flash no solo sirve como final del universo cinemático de DC conocido y motivo de génesis del universo de películas del nuevo DCEU, sino que a su vez es una especie de homenaje a todas (o casi) las encarnaciones cinematográficas –y algunas catódicas– de personajes de la editorial.

Final y principio, Omega y Alfa, ésa termina siendo la razón de ser de The Flash en la actualidad de Warner: una manera de poner una tela en blanco para el universo que plantea James Gunn de aquí en adelante, con el agregado de The Batman de Matt Reeves y Joker de Todd Phillips, que seguirán por su lado como Elseworlds (líneas temporales alternativas que existe en DC Comics que permiten explorar desde otros enfoques a los personajes clásicos de la casa editorial).

Tal vez el Snyderverse aun exista en alguna parte y es una de las incógnitas, entre otros huecos o cosas sin resolución, que quedan planteadas luego del final y los post créditos de la película.

Veremos que depara el futuro cuando el nuevo universo de películas de DC Films comience su camino.

Tráiler de la película:

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