La versión live-action de Cómo Entrenar a tu Dragón ya llegó a los cines y trajo consigo una mezcla de nostalgia, fidelidad y algunas sorpresas bien medidas. Dirigida por Dean DeBlois, el mismo realizador de la trilogía animada, esta nueva adaptación se apega bastante a la historia original, pero introduce cambios sutiles que enriquecen el universo sin traicionar su espíritu. Especialmente en el tramo final, donde la batalla contra el dragón gigante Muerte Roja marca un punto de inflexión emocional tanto para los personajes como para el mundo de Berk.
La pregunta clave, entonces, no es tanto qué cambia, sino por qué esos cambios importan. La película logra reforzar la dimensión emocional y política del relato: la reconciliación entre padres e hijos, la valentía nacida de la empatía y el desafío a las tradiciones violentas. Y, como en toda buena saga, el final no es un cierre total: es una invitación a seguir explorando.
Cómo Entrenar a tu Dragón: Un final conocido, pero con nuevos matices
Quienes recuerdan el desenlace de la película animada de 2010 encontrarán muchas similitudes aquí. Hiccup, el joven inventor vikingo, logra ganarse la confianza de Astrid, pero es descubierto por su padre, Stoick, quien se entera del vínculo secreto entre su hijo y el dragón Furia Nocturna, llamado Chimuelo. Stoick captura al dragón con la esperanza de encontrar el nido de las criaturas y destruirlo, sin comprender que ese acto puede desatar una tragedia.
El clímax llega con la batalla contra Muerte Roja, un monstruo colosal que oprime a los dragones más pequeños. Hiccup lidera junto a sus amigos una ofensiva aérea para salvar a Chimuelo y enfrentar la amenaza. Lo logran, pero no sin consecuencias: Hiccup pierde una pierna en la explosión final, en un eco simbólico de la conexión que ahora comparte con su dragón herido.
El pueblo de Berk, que al principio veía a los dragones como enemigos, cambia de paradigma. La convivencia es posible. Los dragones se integran a la vida cotidiana y el mundo se transforma. El tono sigue siendo familiar: emotivo, épico, pero con una dosis más acentuada de drama gracias a las actuaciones y a la fisicalidad del live-action.
Astrid y Snoutlout: dos personajes que crecen en la versión live action
Una de las diferencias más notables de Cómo Entrenar a tu Dragón 2025 con respecto a la animación original está en el desarrollo de dos personajes secundarios: Astrid (Nico Parker) y Snoutlout (Gabriel Howell). La película les da más tiempo en pantalla y, sobre todo, más matices.
Astrid ya no es solo la chica valiente que se convierte en interés amoroso de Hiccup. En esta versión, es una joven aspirante a jefa que ve en Hiccup un rival inesperado. Su respeto por él no surge únicamente de la admiración romántica, sino de una valoración política y estratégica. La relación entre ambos se construye con roces, debates y finalmente, alianza. Su arco no se limita al amor, sino al liderazgo.
Snoutlout, por su parte, ya no es solo el matón de turno. Su rol como antagonista menor se suaviza, y el guion introduce a su padre, un vikingo severo que lo menosprecia constantemente. Esto lo convierte en un espejo distorsionado de Hiccup: ambos buscan la aprobación paterna, pero lo hacen desde lugares distintos. En el final, cuando Patán recibe un gesto de reconocimiento por su valentía, el momento es breve pero significativo. Humaniza al personaje y amplía el mapa emocional del relato.
Qué significa el final de Como Entrenar a tu Dragón y cómo prepara la secuela
Más allá de los paralelismos con la versión animada, el final de Cómo Entrenar a tu Dragón en live-action introduce semillas narrativas pensadas a futuro. En especial, la mención recurrente a Valka, la madre de Hiccup, ausente en esta primera entrega pero clave en la segunda película de la saga. Aquí, su desaparición funciona como el origen del odio de Stoick hacia los dragones, y como una herida sin cerrar en la historia familiar de Hiccup.
Además, se insinúa un mundo más grande y diverso. Se revela que Berk fue fundado por clanes de cazadores de dragones de distintas regiones, lo que permite imaginar próximas entregas en territorios nuevos, con culturas distintas y amenazas más complejas. El posible regreso de Valka, la aparición de nuevos villanos como Drago Bludvist y la expansión de la red de jinetes de dragones son elementos que esta versión ya comienza a sugerir.
El final de Cómo Entrenar a tu Dragón, entonces, no solo cierra una historia de iniciación y transformación; también abre una puerta a una saga más ambiciosa, con el potencial de explorar conflictos globales, dilemas morales y nuevas formas de coexistencia entre especies.
Un cuento de dragones, pero también de empatía
En su núcleo más profundo, Cómo Entrenar a tu Dragón sigue siendo una fábula sobre la empatía. Hiccup desafía a su comunidad no con fuerza, sino con sensibilidad. Donde otros ven monstruos, él ve miedo. Donde otros aplican violencia, él tiende la mano. Esta capacidad de reconocer al otro –ya sea un dragón, un padre o un rival– es lo que transforma al protagonista en héroe.
Ese mensaje, que en la animación ya era poderoso, adquiere nueva fuerza en la versión live-action. Porque el realismo de los cuerpos, las miradas y las heridas hace que la transformación sea aún más tangible. Al final, lo que se entrena no es solo a un dragón: es la mirada, la cultura y el corazón de un pueblo entero.
